domingo, 1 de marzo de 2009

EL NOVELISTA CANÍBAL


 

Rafael Reig, por el momento, puede sentirse a salvo. Después de varios días de intensa investigación, de una gran repercusión social y mediática, la policía mexicana detiene a José Luis Calva Zepeda tras hallar en el domicilio trozos cocinados de su novia, desaparecida días antes. Según el testimonio de uno de los agentes involucrados en la detención, José Luis se encontraba de pie, en la cocina, sazonando la carne que se asaba en una sartén negra, y “nada más vernos, apenas sin inmutarse nos dijo”: "Soy gastrónomo de afición, no de degustación, sino de elaboración". José Luis Calva Zepeda, mexicano, de 38 años, un perfecto desconocido hasta el pasado 8 de octubre, a pesar de sus numerosas publicaciones y premios de medio pelo, cuando la policía del Distrito Federal entró en su casa después de detenerle. El que no cesara de escuchar los grandes éxitos de Luis Miguel a un volumen descomunal o los continuos golpes y ruidos no precipitaron la detención del ya conocido por todos como El Novelista Caníbal. Lo delató el olor. Los vecinos de la Colonia Guerrero habían denunciado un hedor insoportable que emanaba de su apartamento. Una de las vecinas relató a los agentes que nunca habían sospechado del escritor, que llevaba una vida tranquila, que solía ser cordial en el trato y que no se le recordaban escándalos o comportamientos anómalos. Nadie podía imaginar lo que se escondía en el interior de la vivienda de José Luis Calva. El pasmo de los agentes judiciales fue mayúsculo. En una olla se cocinaba el brazo de una mujer en un caldo espeso, junto a un libro de cocina abierto por la página en la que se detallaba la elaboración del Cocido Madrileño. En la nevera estaba oculto el trozo de una pierna, perfectamente depilada, flanqueada por rodajas de naranjas y guarnición de patatas, dispuesta para entrar en el horno, y en la mesa un plato con trozos de carne aderezada con limón parecía listo para el consumo. Algunos de los agentes tuvieron que abandonar la cocina por la vía de apremio, repentinamente indispuestos, ante las carcajadas del novelista, que seguía preparando su plato. La escena macabra no terminaba aquí. En una caja de cereales los peritos encontraron huesos, perfectamente limpios, y en la despensa se hallaba el tronco de una mujer, envuelto en sal, emulando la técnica utilizada en la elaboración del jamón de pata negra. El lunes, el coordinador de Servicios Periciales de la Procuradoría General de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Rojo, confirmó las peores sospechas. Los trozos de carne encontrados, en la sartén, eran fibras musculares estriadas del antebrazo derecho que fueron fritas con aceite, y los huesos eran de Alejandra Galeana Garavito, novia de José Luis Calva, desaparecida desde el 5 de octubre. Tras la desaparición de Alejandra, sus padres entregaron a la policía las últimas cartas enviadas por El Novelista Caníbal a ésta. “El mío es un amor devorador”, se podía leer en una de ellas. Los investigadores de la Fiscalía descubrieron que la mujer murió estrangulada y golpeada, tras lo cual el asesino procedió a descuartizar el cadáver. En la bañera desolló pacientemente la pierna y el brazo derecho de su novia, con el virtuosismo propio de un matarife experimentado. Aunque el fiscal de homicidios Gustavo Salas se declaró incapaz de afirmar si Calva comió de aquella carne, El Novelista Caníbal es el tema estrella de los medios de comunicación de todo el país. Las autoridades creen que Alejandra Galeana no es la única víctima. Los cadáveres descuartizados de otras dos mujeres encontrados, meses antes, en Chimalhuacán (estado de México), y en Tlatelolco (Distrito Federal), podrían ser obra del presunto caníbal. Coinciden en el tiempo las desapariciones de estas dos mujeres con las visitas que realizó Calva, a las citadas localidades, para promocionar su nueva novela. "Tengo pulmones enfermizos, corazón grande, huesos frágiles, boca amplia que alberga 10.000 palabras y un clamor. Actor de farsas y dramas, siendo siempre yo mi propio autor, adepto a lo oculto, la magia, las estrellas y las sábanas de seda, ortodoxo de la rima, convexo de mis ojos y catador de música. Un autoexiliado de la familia, la causa de mi escasez y el fruto de mi abundancia. En síntesis, yo soy la consecuencia de mis acciones", escribió Calva, a quien gusta presentarse como poeta, escritor de novelas de terror y actor, en el prefacio de una de sus novelas. Los investigadores ya lo presentan como el primer caníbal de la historia criminal de la Ciudad de México. Una antigua novia del escritor, en un programa de televisión, ha leído recientemente algunos fragmentos de las cartas recibidas. “Te comería entera, sin masticar apenas, dejándome embriagar por todo tu sabor”. La misma novia, durante su aparición televisiva, no dudó a la hora de calificar a El Novelista Caníbal como un sujeto morboso y excéntrico, con inclinaciones homosexuales. “Le encantaba mirarse en el espejo cubierto por mi ropa”. La policía ha dado cuenta de diversos hallazgos en el apartamento de Calva Zepeda que ilustran su mente compleja: cuchillos, libros de brujería y textos de terror, algunos escritos de su puño y letra, las obras completas de César Vidal, discos de Laura Pausini y de Pablo Abraira y las dos primeras temporadas de Verano Azul, una antigua serie española de televisión. En el guardarropa, un traje de licra con un sujetador simulando dos tetillas en aluminio y antifaces y una camiseta rosa en la que se podía leer “I Love Paris Hilton”, que vienen a corroborar las declaraciones de su exnovia. Como era de prever, el caso del caníbal es la comidilla en la popular Colonia Guerrero. Todo el mundo tiene una historia que contar de este personaje que hasta el 8 de octubre pasaba completamente desapercibido por su discreción. Algunos vecinos se han apresurado a ofrecer sus “conocimientos” sobre Calva en los diferentes medios de comunicación. Psicólogos, criminólogos y especialistas varios debaten en las tertulias sobre la personalidad del caníbal y su historia personal, para concluir con la pregunta sin respuesta: ¿El criminal nace o se hace? En el prólogo de la compilación de sus obras ‘Instintos caníbales, Réquiem por un alma perdida y Prostituyendo mi alma’, José Luis Calva escribe: "Dedico estas palabras a la creación más grande del universo, que soy yo". Toda una declaración de principios.

VIDEO - ATLAS - 16-10-2007

FRANCESC RELEA - México - 17/10/2007

*En cursiva, noticia aparecida en el diario El País.

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