viernes, 31 de enero de 2014

BRON/BROEN

No es una superproducción americana, es sueco-danesa. Es simple, eficaz y turbadora. ¿Seremos capaces en España, alguna vez, de ofrecer un producto similar?

jueves, 30 de enero de 2014

HABLEMOS DE FÚTBOL

Comienzo mi colaboración con el diario El Cotidiano. Me encontrarás en la sección de Deportes (sí, deportes), en mi columna A pie cambiado.
Soy de esos que se traga un Bolivia-Ghana en un Mundial a las tres y media de la tarde, verano en su esplendor, gazpacho en el gaznate y demás adversidades, y hasta puede que no sea necesaria la plataforma todopoderosa del Mundial. Como dice esa canción de verbena y pandereta, me gusta el fútbol. Sí, lo confieso. Me gusta verlo en el campo, frente a la pantalla de la televisión, escucharlo por la radio, seguirlo por una edición digital, tuitearlo, y, sobre todo, me gusta y me encanta hablar de fútbol.Puede que el fútbol, ese deporte simple, que se juega con los pies, once contra once si el de negro no ordena lo contrario, sea una metáfora de la vida, o una panorámica alquilada de nuestros sueños por cumplir, quién sabe. Cansino y épico, emocionante y previsible, agónico y triunfal, gasolina de origen desconocido que calienta la caldera de las emociones más profundas y escondidas. Lluvia de estrellas, alcantarillas por explorar, la pasión del recreo que se inyecta en las gradas de un estadio abarrotado. Tampoco diseccionemos con tanta ansia y detalle al insecto, y disfrutemos de su vuelo, cuando toque, y sobrevivamos a sus picaduras, que siempre llegan, que la noria no se detiene eternamente en las alturas.Se suele decir que en España hay millones de entrenadores y seleccionadores potenciales con bastante sorna, incluso con desprecio, cuando puede que sea la realidad. Piénselo un instante, mi caso concreto por ejemplo, si sumara todas las horas que he pasado a lo largo de mi vida viendo partidos de fútbol, comentándolos, recordándolos... sigue leyendo en El Cotidiano

miércoles, 29 de enero de 2014

RAPHAEL, ESTRELLA DE SONORAMA 2014

Muchos han descubierto lo que es Sonorama gracias a Raphael, y otros tantos conocerán a Raphael gracias al Sonorama (2014). Gran revuelo en los medios, en las redes, en las barras de los bares y en las colas de los supermercados porque Raphael estará en el cartel del próximo Sonorama. Un revuelo que no termino de comprender, o que confirma mi impresión de la escasa y rancia cultura musical que existe en España. Admitimos a Dylan, a Young, a Cohen o a los Stones en festivales "modernos", admitiríamos a Johnny Cash si estuviese vivo, y nos sorprende la presencia de Raphael. Por eso siempre he admirado ese respeto del mundo anglosajón por sus ídolos, por sus estrellas, que lo siguen siendo con canas, arrugas y nuevas tallas de pantalón. Aquí no sucede, no permitimos que suceda. ¿Y si Raphael es nuestro Johnny Cash?

martes, 28 de enero de 2014

BOTAS DE AGUA

CUANDO era un chaval a las botas de agua las llamábamos katiuskas -hay quien las sigue denominando así-. No se acueste sin saber algo nuevo, a lo Libro Gordo de Petete, ahora que estamos en clave de recuperación memorística: se llamaban así por la protagonista de una zarzuela, ese género tan español, que lucía unas durante su actuación. A diferencia de las que hoy contemplamos, un universo de colores, diseños, serigrafías y mil decoraciones imaginables, aquellas botas de agua de mi infancia eran de un único y riguroso color, de un marrón que prefiero no comparar, vaya que usted sea de los que gusta leer la prensa mientras desayuna, ya sabemos de lo que hablamos. Las botas de agua fueron -y siguen siendo- el consuelo de las familias, la desdicha de los zapateros, el antídoto contra resfriados, catarros, pulmonías y demás estragos invernales, la armadura soñada de todos los amantes al barro. Había mucho -y sigue habiendo- de libertad, de seguridad, en las botas de agua, en las katiuskas, ya que te permitían seguir tu camino, avanzar, jugar, correr, sin temor a los charcos, al barro. Y eso que ya no nos encontramos los charcos de antaño, asfaltadas y aceradas nuestras ciudades, es difícil encontrarse con uno de aquellos descampados asalvajados y fangosos de mi infancia, en los que, por otra parte, éramos tan felices, protagonizando aventuras, explorando lo desconocido, despilfarrando tiempo y energía y alimentando lavadoras y enfados varios. Todo son ventajas en las botas de agua, se mire por donde se mire. No hablemos de olores, que eso ya es un tema personal, un daño colateral que el consumo adecuado de esos polvitos tan eficaces que venden puede aminorar, e incluso eliminar. Una pequeña incidencia que no pone en jaque la efectividad y utilidad de las botas de agua. 

Recupero la imagen, húmeda y enfangada, de las katiuskas para referirme a la reforma del aborto que pretende llevar a cabo el ministro Gallardón, ese Caballo de Troya en la progresía derechona que no ha dudado a la hora de mostrar su verdadera cara cuando ha tenido la ocasión. Una reforma que no cuenta con el consenso político, tampoco con el social. Por no contar, no cuenta ni con el propio aval de la totalidad de sus compañeros, de los miembros del partido que sustenta al Gobierno. Sin embargo, como si se tratara de una nueva Cruzada, a modo de misión sanadora y reparadora, Gallardón pretende llevar a cabo su reforma por encima de todo y todos. Y, sobre todo, por encima de ellas, de las mujeres... sigue leyendo en El Día de Córdoba

domingo, 26 de enero de 2014

JABÓN

Es mi primer jabón. Es muy fácil: en un litro de agua echas 166 g. de sosa caustica, con cuidado, y a continuación, muy lentamente, un litro de aceite usado (bien filtrado, vaya que te aparezca medio nugget). Y a batir, siempre en la misma dirección, más o menos una hora, con una cuchara de madera, hasta que quede blanco el mejunje y con la textura de unas natillas (pero no se te ocurra probarlo). Tres días al aire en un recipiente plano. Cumplido el tiempo, lo dejas caer suavemente sobre unas hojas de periódico (aquí todo es reciclar) y lo troceas a tu antojo. A continuación, lo dejas reposar un mes en un lugar alto, seco y ventilado, para que la sosa se domestique y no nos haga pupita. Y ya está. Ah, hasta pasado el mes, utiliza guantes. Los de la moto no valen. 
Truco personal: un rato después de comenzar a batir le incorporé dos cucharadas de miel y la ralladura de dos limones. 
Como yo no te lo he explicado muy bien, te dejo un enlace donde si lo hacen (bien, quiero decir): Web de Ecolisima.com . En esta web también te explican lo que supone "librarte" del aceite usado a través de las tuberías de nuestras viviendas. Tenlo en cuenta!

miércoles, 22 de enero de 2014

EL ORDEN DE LA MEMORIA: MI DEUDA CON RAYMOND CARVER

Una novela puede surgir a partir de una idea, una noticia, una conversación robada en el autobús, puede surgir a partir de un poema. El orden de la memoria (Destino 2009), trata de responder a las preguntas que se esconden en este poema de Raymond Carver, Bebiendo en la noche. 


Es agosto y no he

leído un libro en seis meses

salvo una cosa titulada The Retreat From Moscow

de Caulaincourt.

Sin embargo, soy feliz

cuando voy en coche con mi hermano

bebiendo una pinta de Old Crow.

No vamos a ningún sitio,

conducimos sin más.

Si cerrara los ojos durante un minuto

no sabría dónde estoy

y me tumbaría encantado a dormir para siempre

a la orilla de la carretera.

Pero mi hermano me da un suave codazo.

En un momento va a pasar algo.


Raymond Carver.


martes, 21 de enero de 2014

LA LITERATURA, SEGÚN BOLAÑO

Ser atracador de bancos, por ejemplo. O director de cine. O gigoló. O ser niño otra vez y jugar en un equipo de fútbol más o menos apocalíptico. Desafortunadamente el niño crece, al atracador lo matan, el director se queda sin dinero y el gigoló enferma, y entonces ya no te queda más alternativa que escribir.

Roberto Bolaño

lunes, 20 de enero de 2014

UN LUNES DE ORO (solo para unos pocos...).


EL lunes pasado, a pesar de su numeración, fue un lunes de oro. No es que pasara nada relevante para nuestras vidas, salvo emociones fraternales y/o colaterales, no nos repartieron oro ni plata, tampoco aluminio, nos seguirá costando envolver el bocadillo. En España fue otro lunes al sol, y eso que estuvo nublado, pero acudamos a la metáfora cinematográfica que ya ha quedado, y que permanecerá, a este paso, mucho tiempo. Moralmente, moralmente. Digo lo del oro, o nos dijeron lo del oro, por los premios que se concedieron ese pasado lunes -de oro- y que coincidieron en nuestro lunes hispánico y soleado -a pesar de las nubes, la niebla y la lluvia-. Cinco años ha tardado Breaking Bad en alcanzar un globo de oro, los mismos que Cristiano Ronaldo en volver a la cima olímpica del balompié mundial y desbancar a Messi del preciado galardón. Por el traje que lució el argentino, y que nadie me lo justifique acudiendo a la marca, también Ferrari fabrica automóviles horribles, como para canis con varias cuentas en Suiza, tengo la impresión de que se olía el resultado e ideó su propia estrategia para proseguir siendo el centro de las miradas. Y lo fue. De la misma manera que Bárcenas, Cantó y Wert son los reyes de Twitter en su versión nacional, prefiero mil veces el anonimato. Que ganara Cristiano el Balón de Oro formaba parte del guión, por mucho que Ribery se hinchara de ganar títulos el pasado año. El portugués es un martillo en el campo, persistente y contundente, insaciable, con una ambición digna de protagonizar una nueva película de Scorsese. Cristiano, si uno se detiene un instante a pensarlo, tiene pinta de actor en una película de Scorsese. Yo me lo puedo imaginar con una camiseta sin mangas, sudoroso, propinándole una paliza de órdago a un saco en el mismo gimnasio en el que entrenaba Jake LaMotta. Y también lo puedo imaginar en Uno de los nuestros, de la mano de la fastuosa Irina, que tarde o temprano acabará siendo una mala malísima en una nueva entrega de James Bond

Que Cristiano ganara el Balón de Oro, como ya he dicho, vaya manera de repetirme, formaba parte del guión, lo que no estaba escrito, lo que no podíamos imaginar, y no voy a volver a referirme al trajecito de Messi, fueron sus lágrimas. Auténticas, secas, incontenibles, el caudal de mil noches en vela, la rabia de la recompensa esperada. Es que cinco años son años, que se lo digan a Walter White, ese insospechado alquimista de la metanfetamina -azul- que tan maravillosamente nos mostró Breaking Bad. Odiamos y amamos a Walter en la misma medida, con semejante intensidad, como a ese padrastro o a esa costra en la rodilla que nos genera placer y dolor al mismo tiempo... sigue leyendo en El Día de Córdoba

miércoles, 15 de enero de 2014

VERDAD ES. JUAN GELMAN

Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.

lunes, 13 de enero de 2014

GLOBOS DE ORO

Una vez más los Globos de Oro nos muestran que no son esos premios “pulcros” que año tras año nos intentan vender. Comedias supuestamente irreverentes pero con la insufrible moralina americana siempre cuentan con su espacio entre los galardonados, así como el drama prototípico que arrasará en los Oscar. Di Caprio mejor actor, esperamos con ansiedad ese Lobo que, según cuentan, resucita al Scorsese de Uno de los nuestros, habrá que esperar, palabras mayores. Al fin justicia con la fascinante Breaking Bad, el portentoso artefacto narrativo que nos mantiene en la convicción de que la ficción televisiva habita en cielos más altos que la gran pantalla. Continúa la injusticia con la delirante Gloria –Sofía Vergara-, de Modern Family, ese caballo de Troya en las marcas blancas de las comedias familiares. 

miércoles, 1 de enero de 2014

2014, SERÁ MEJOR


SE acaba, se va, se cuela en la alcantarilla del futuro, bye bye, finito, y no vuelvas más,arrivederci, y si te he visto no me acuerdo, adiós 2013, que te den. Lo temí en los previos, puede que por su negativa terminación, pero esas son cosas de analfabetos, esas cosas no se cumplen, te dicen, y haces por creértelo cuando la cosa se tuerce y se jode y un poco más. Pero ya me lo creo, y por eso me aferro a la creencia de Ángel Nieto y su ya mítico 12+1, que debería haber establecido yo desde el 1 de enero, y que no hice por no querer ofrecer una imagen poco solvente de mí mismo. Ya no me pasa más. Podríamos confeccionar una interminable y mareante lista de todo lo malo de este año puercoespín que se va, pero para qué. No quiero volver a afilar las cuchillas, que siguen estando afiladas y en el mismo sitio, resucitar truhanes y malhechores, cuando no malnacidos, que de todo hemos tenido, y en abundancia. De vinagre andamos sobrados, tenemos un barril almacenado en la bodega de la rutina, anuncian un refresco para que nos sea más fácil digerirlo pero de trabajo, de derechos y de libertad mejor ni hablamos. Contemplamos cómo resucitan la cartilla de racionamiento. Un cuarto de sinceridad y medio kilo de ética se venden a precio de oro en el mercado negro, puro estraperlo. Ya se va, a patadas si pudiera, si se concretara en un objeto, en una pared, en una pelota, en lo que sea, mentalmente lo hago, y hasta me doblo el tobillo, menudo trallazo, lo mando al espacio sideral, de donde nunca debería haber venido. Y ya no me esmero más en el desprecio, que no quiero pecar de pesado, de repetitivo, de fatigoso, de yo qué sé. Lo único que sé es que quiero que acabe cuanto antes, ya, ahora, si fuera posible. Me temo que eso sólo será posible con la última uva, diminutas en esta ocasión, que lo único que me queda ya por sufrir es un remate siniestro, para aderezar este maléfico año que se va. 

Tengo la intuición de que 2014 será mejor que este gato encrespado y furibundo que sigue bufando en la despedida, lo que ya no tengo claro es si será bueno, es diferente. Mejor que éste, fácil, tampoco tiene que opositar con mucha insistencia en la ruleta de la fortuna, pero para que fuera bueno deberíamos contar o intuir mejores mimbres, ya no hablemos de brotes verdes, que alguien se los acaba fumando y luego pasa lo de siempre. Si uno levanta dos centímetros la vista y otea el horizonte sólo contempla un largo invierno sinfín, más allá de las ilusiones. Pero como cantaba Mecano, ya viene el sol o eso dicen, y a eso tendremos que aferrarnos. Pensemos también en el clavo ardiendo, yo ya me he hecho un dúplex en la redondeada cabeza del clavo, y aquí sigo, esperando dar el salto. Miro hacia abajo y pierdo de vista la red, el vacío ante mis ojos. Este año que agoniza me... sigue leyendo en El Día de Córdoba