martes, 25 de diciembre de 2018

ALGUNAS BUENAS SERIES DE 2018 (QUE RECUERDO)



Oye, que le he cogido gusto a esto de las recomendaciones/repasos/resúmenes anuales, y si las dos últimas semanas rescaté algunas lecturas recientes, esta semana la vamos a dedicar a las series de televisión que he visto, claro. Y prometo que no voy a volver a repetir eso de que tal vez el mejor cine de nuestros días se emita en nuestras televisiones porque ya está muy visto, aunque sea cierto. Y Roma, la vibrante y descomunal obra maestra de Alfonso Cuarón es un gran ejemplo. No me cabe duda de que su emisión en una plataforma digital supone un antes y un después en el consumo cultural audiovisual, una puerta abierta a un nuevo modelo que solo el tiempo nos dirá si es positivo o negativo, o todo lo contrario, váyase usted a saber. Comienzo el repaso con una gran noticia: la producción nacional de calidad, más allá de las comedietas de turno, ya no está compuesta por la excepcionalidad y este 2018 que concluye tal vez suponga un cambio de ciclo. Comenzamos con una serie formidable a cargo de la pareja más en forma de la cinematografía nacional, el director Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos, y su espléndida La Peste. Manufactura de alta calidad al servicio de una trama que no decae, eléctrica, intensa y deslumbrante en su iconografía. El día de mañana recrea con gran acierto la estupenda novela de Martínez de Pisón, ofreciéndonos una realista estampa de aquellas Barcelona y España a las puertas de su nueva definición. Que Fariña haya triunfado en lo que ya podríamos definir como género “narco”, es digno de elogio, si tenemos en cuenta los rivales. Notable debut el de Enrique Urbizu con Gigantes, dejando constancia una vez más de que es un maestro del género. La casa de papel no es una serie maravillosa, al menos no para mí, pero es justo reconocer que es un producto que se deja ver, que entretiene y que maneja a la perfección los mecanismos del thriller. Además, debemos entender como una estupenda noticia que una producción nacional triunfe en medio mundo, claro que sí. Finalizo el repaso nacional con dos comedias que escapan al canon tradicional patrio: Vergüenza y Paquita Salas. Javier Gutiérrez sigue en estado de gracia y lo demuestra generando animadversión y algo más gracias a ese fotógrafo “artístico” que recrea en Vergüenza, y los Javis construyen, con pericia e ingenio, una trama metatelevisiva a partir de nuestra memoria sentimental audiovisual.

En cuanto a la producción internacional, sigo fiel a Ray Donovan, que en su sexta temporada remonta el vuelo, y de qué manera. En eso coincide con Ozark, que se mantiene en un equilibrio complicado. No puedo decir lo mismo de El cuento de la criada, esa distopía que alguna opción política nos plantea, y que en su segunda entrega roza en algunos momentos lo que bien podríamos definir como pornografía de la violencia. Y seguimos con los paralelismos, lo mismo puedo decir de The Sinner, si la primera entrega me conmovió, la segunda apenas me ha entretenido. De verdadera conmoción el papelón que se marca Amy Adams en Heridas abiertas, espléndida en esa tortuosa y adicta periodista que se reencuentra con todos sus orígenes.
The Walking Dead y House of Cards coinciden en alimentar zombies que nunca resucitarán, mientras que Fear The Walking Dead ha entregado una temporada sobresaliente, por su calidad y por el amplio abanico de posibilidades futuras que ofrece. A pesar de su –ausencia de- velocidad, más que aceptable Trust recreando al emporio/familia Getty y el secuestro de uno de sus miembros. Salvaje y desoladora La purga, dantesca metáfora que algún partido estará tentado de incorporar en su programa electoral, pero no solo 12 horas al año –me temo-. Espléndida Narcos México, y eso que lo tenía complicado tras las dos últimas temporadas, y, además, sin la acaparadora presencia de Escobar. Me divierte el humor malvado de Killing Eve, tan bien representado por Jodie Comer y muy convincente el American Crime que narra el asesinato de Versace, con una deslumbrante, por teñido e interpretación, Penélope Cruz. Fueron algunas más las series vistas, pero me temo que no superaron la barrera del recuerdo. El año que viene más, ya no sé si mejores. 

jueves, 20 de diciembre de 2018

FELICES LECTURAS (II)


Segunda entrega por este periplo de lecturas recientes, recomendables para regalar, o para consumo propio, regálese un libro, quiérase, claro que sí, que es una forma de amor puro. Amor, su búsqueda, es lo que plantea Pablo Aranda en La distancia, que ha publicado Malpaso. Excelente novela de este autor malagueño, irónico y seductor siempre en su narrativa, tal y como vuelve a evidenciar en su ultima y envolvente  entrega. Novela a la contra, porque mientras hay quien proclama y solicita una muralla que nos proteja de los invasores del Sur, del más Sur, Aranda traslada a su protagonista a Marruecos en un viaje emocional, cuando no un intento de escapada en forma de reencuentro. O de resurrección. El peso de pasado permanece y fluye en esta historia narrada con sensibilidad, pulcritud y elegancia, emocionalmente hipnótica, donde el presente es un poro, y hasta un pozo, abierto al ayer. Hablemos de Rock, con mayúscula, claro que sí, y hablemos de Literatura, también en mayúscula, que por supuesto es posible (de vez en cuando es posible). Y comencemos con un título que considero, de principio a fin, una auténtica joya literaria: Reacciones psicóticas y mierda de carburador. Prosas reunidas de un crítico legendario: Lester Bangs, con traducción de Ignacio Juliá, que ha publicado Libros del Kultrum. Lo primero que se me vino a la cabeza tras leer los textos de Bangs es en todo lo que nos hemos perdido de un autor que estaba llamado, y no me cabe duda, a ser uno de los grandes cronistas, y no solo desde un punto de vista musical, de nuestro tiempo. Y a continuación pensé en cómo agradecerle a Greil Marcus este ingente trabajo compilatorio y a Kultrum por haberlo traído a nuestro país. Muchos conocimos a Bangs gracias a la portentosa interpretación de Philip Seymour Hoffman en Casi famosos, y he de reconocer que desde ese momento hice todo lo posible por adentrarme en su fastuoso universo. Como un nuevo Balzac, en los sótanos más oscuros del palacio del Rock, o como una reconversión Rock o Punk de Tom Wolfe, Bangs es un ejemplo de talento, compulsión, ingenio y erudición. Y este libro es una deliciosa lectura que disfrutarán tanto los amantes del Rock como los de la buena Literatura. Un libro que se abraza a la leyenda.
También publicada por Malpaso, Cured es, por encima de todo, la historia de una amistad. Y encima de ese todo encontramos a Lol Tolhurst, baterista, teclista y miembro fundador de The Cure, encontramos a Robert Smith, el gran líder mesiánico, y por supuesto encontramos a la propia y mítica banda. Para escribir esta su historia, Lol ha tenido que dar un gran rodeo, con una larga parada en el infierno, o en la estratosfera, antes de regresar a la realidad. Expulsado el odio, el rencor, conectado de nuevo con el presente, Lol nos ofrece una espléndida semblanza de una de las más grandes bandas de los últimos 50 años, The Cure. Y lo hace desde la primera e íntima inocencia, donde la ignorancia es un escudo de valentía, y también lo hace mostrando el vertiginoso camino que une la gloria con el fracaso, y que el autor ha conocido sobradamente. En Cured, Lol, a diferencia de lo que sucede en otros libros “musicales”, no se queda en el decorado y entra de lleno en las interioridades de la banda, en los recovecos de la industria musical y en los procesos creativos.

Y para finalizar un libro visualmente muy atractivo y divertido, y que puede ser el anzuelo perfecto para captar la atención de los más pequeños y así poder demostrarles que todo no empezó con Borat, Maluma o Rosalía (¡sí, he escrito Rosalía!). Historia ilustrada del Rock, de Susana Monteagudo y Luis Demano, y publicada por Litera, es una obra necesaria por muy diferentes motivos: por su pedagogía, por su capacidad de síntesis, por su claridad y por su visibilidad, propiciando que sea un objeto muy bello y de gran profundidad, al mismo tiempo. Obviamente, tal y como sucede con el seleccionador nacional de fútbol, podremos discutir la presencia más o menos breve de Prince o AC/DC, por ejemplo, o la excesiva de X, pero nadie podrá cuestionar el valor de este libro que puede ser el pretexto perfecto para adentrarse en el Rock, desde sus inicios hasta nuestros días. Música y Literatura, excelente combinación en estos tiempos de basura y miedo, de ultras y retrocesos. La cultura como armadura y refugio, y que nos seguirá haciendo libres, aunque las tinieblas nos acorralen.

martes, 11 de diciembre de 2018

FELICES LECTURAS (I)


Cada día tengo más claro que los libros, la lectura, la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, nos hace más libres, mejor informados, y la suma de adeptos incidirá en una sociedad más culta, más inquieta y mejor informada, que siempre es el mejor antídoto con el que combatir los fanatismos, los extremos, la radicalidad, que siempre son la puerta abierta a la involución. Esa involución que ya está aquí. Por tanto, libros para espantar la pesadilla, libros para pensar, y libros para disfrutar en este tiempo que llega, en el que se suelen regalar, el que pueda o quiera, claro. Pero en caso de duda, siempre, regale un libro, porque hacerlo no solo supone que quieres o que sientes afecto por la otra persona, también que la estimas, la tienes en consideración, esa expresión que me fascina. Se trata de querer, de amar los libros, tal y como proclama Juan Bonilla en La novela del buscador de Libros, que ha publicado la Fundación José Manuel Lara. Un delicioso texto en el que Bonilla no solo nos desvela sus grandes pasiones literarias, también su querencia, a ratos extrema, por el objeto, por el papel impreso. Ediciones imposibles del Lolita de Nabokov, del Rayuela de Cortázar, encuentros con Alberti o Quiñones, Literatura en estado puro. Contagia Bonilla ese amor por los libros que nos cuenta, mediante un texto tan brillante como emocional, jubiloso en todo momento. Me ha vuelto a sorprender Helen Garner, con esa narrativa seca pero precisa que exhibe, en esta ocasión en La casa de los lamentos. Crónica de un juicio, que ha publicado Libros del K.O. Una trama que en cierto modo nos puede recordar al caso Bretón, ya que Garner nos relata con apabullante realismo un juicio real, a Robert Farquharon por su supuesta responsabilidad en la muerte de sus dos hijos, en un accidente automovilístico, en 2005, tras separarse de su esposa. Impecable trazado narrativo de toda la secuencia, apoyado en un deslumbrante retrato psicológico de los protagonistas. Alta Literatura la que nos ofrece Garner en su nueva entrega.

A estas alturas del año, no me cabe duda de que Trilogía de la Guerra, de Fernández Mallo, El dolor de los demás, de Miguel Ángel Hernández y Feliz final de Isaac Rosa, de nuevo en Seix Barral, componen el podio de las novelas escritas en español que más me han impresionado/gustado en este 2018 que finaliza. Que Rosa es una de las grandes voces narrativas de los últimos años vuelve a quedar de manifiesto en su nueva novela. Una obra de amor, sí, de amor he dicho, en la que se disecciona desde la miopía hasta el astigmatismo las relaciones de pareja, desde todos los ángulos posibles. Una novela que te emociona, que te enfada, en la que te sientes identificado con frecuencia, ya que muchas de las escenas relatadas bien las podríamos haber protagonizado cualquiera de nosotros. Hay pasajes realmente memorables en Feliz final, cuando la realidad se asoma al absurdo, hasta el punto de robarnos la carcajada, como vía de escape del sonrojo propio. Feliz final tal vez sea la mejor disección que se haya realizado del amor, o de las relaciones de pareja, en estos tiempos de velocidad y olvido. En estos tiempos del solo hoy, ayer borrado y mañana en la distancia ignorada.
No creo en los milagros pero ha amanecido. El último bloque de recomendaciones literarias está protagonizado por Javier Sánchez Menéndez, en esta ocasión en sus facetas poética y de compilador/antólogo. Chamán Ediciones ha reunido toda su obra poética, desde 1983 a 2017, en un volumen titulado También vivir precisa de epitafio y que ha sido editado por José Luis Morante. Poemas y poesía con pretensión de permanencia, siempre en batalla contra lo vacuo, lo superfluo y la facilona cultura low cost de digestión instantánea. Desde esta perspectiva, no es de extrañar que Sánchez Menéndez haya dedicado los últimos años a estudiar y recopilar la obra poética de María Zambrano, y que ahora ve la luz en un volumen titulado María Zambrano. Poemas, publicado por La Isla de Siltolá. En el clarificador y apasionado texto introductorio, Sánchez Menéndez escribe: Toda su obra es una glosa permanente, de insólitos alcances para el pensamiento. Y María Zambrano escribió: Allí donde alumbran más claramente los símbolos están los lugares del sueño. Sueños, realidades, como en los libros recomendados. La semana que viene, más. 
 

miércoles, 5 de diciembre de 2018

ULTRAS


Me gustaría escribir sobre el maravilloso disco de Depeche Mode, titulado de ese modo, Ultra, y en el que nos ofrecían una colección de canciones tan grandiosas como atemporales. Y también me gustaría escribir sobre la revista del mismo nombre, a veces V-ltra, de plena vigencia en el primer tercio del Siglo XX y por cuyas páginas desfilaron autores de la talla de Rosa Chacel, Vicente Huidobro, Buñuel o Gómez de la Serna. Pero no, estos ultras de los que hoy escribo no tienen nada que ver con la cultura, no han supuesto nada y espero que no supongan nada en el futuro, a pesar de que el panorama internacional, e igualmente el nacional, me empujen a creer lo contrario. Están ahí, al acecho. Yo lo descubrí esta pasada semana, cuando tuve el “atrevimiento” de criticar en un tuit sus propuestas electorales sobre igualdad y Violencia de Género. Días después he seguido recibiendo respuestas, descalificaciones e insultos por diferentes canales, porque parece ser que hasta Twitter se les ha quedado pequeño. Eso sí, en un 99% por medio de cuentas falsas, supuestamente alimentadas por nombres absurdos y avatares grotescos, imagino que robots la mayoría, manejados por el estratega de turno, pagado con no sé qué dinero. Con lo que me demuestran, para mi temor y desconcierto, que cuentan con medios, que están organizados, que ya no son tres islas perdidas en mitad de un océano de normalidad. No. El océano, hoy, gracias a estos personajes, y a quienes los alientan, de un modo u otro, es mucho más peligroso, más duro, más frío y abisal. Sin embargo, yo voy a seguir remando, cuando pueda, como pueda, en esta tronera, en un tuit, en un comentario, en un post, y estos personajes, reales o robotizados, no me van a callar. Me podrán seguir incordiando o insultando que no lo van a conseguir, porque eso es precisamente lo que quieren, lo que siempre han querido y que no es otra cosa que una sociedad callada, dominada y atenazada por el miedo, obediente, sumisa. Conmigo que no cuenten, siempre me tendrán enfrente y siempre me tendrán advirtiendo a mis posibles lectores de sus peligros, de la amenaza real que suponen.
Y hoy lo vuelvo a repetir, derogar la actual Ley Contra la Violencia de Género es una aberración que no merece ninguna discusión, ni un solo segundo le voy a dedicar al tema. Es como discutir sobre las bondades de respirar. Como también es una aberración combatir el feminismo como si se tratara de un nocivo elemento que nos contamina, porque es justamente lo contrario. Es perverso, incluso inmoral, utilizar las supuestas denuncias falsas, que son insignificantes si tenemos en cuenta las miles de mujeres que padecen la Violencia de Género, como arma arrojadiza en el enfrentamiento político. Cómo explicarles que determinados asuntos no se pueden manipular, manosear, que el fin no justifica todos los medios. Y sí, yo también los considero machistas, y me parece pingüe el adjetivo. Las políticas sobre inmigración que promulgan, aparte de ilegales, ya que atentan contra la normativa internacional, son absolutamente inhumanas, desprovistas de cualquier valor que tenga que ver con la solidaridad, negándoles todo a quienes no tienen nada. Y no hablemos del apropiacionismo que realizan de los símbolos nacionales, aunque a veces tengo la impresión de que les gustaría exhibir otros, de ese pasado infame del que no repudian.
Me preocupa mucho, muchísimo, que haya partidos políticos, supuestamente normalizados en el espectro democrático español, que consideren que comparten ideas y planteamientos con esta radicalidad y que lleguen a considerar como una posibilidad real el alcanzar acuerdos de gobernabilidad. En cierto modo, por todo lo que supone de engaño a sus posibles electores, este camaleonismo político puede llegar a resultar más peligroso de lo que imaginamos, al convertirse en una especie de Caballo de Troya, de atajo, propiciando la llegada de los ultras a las instituciones. Y todo no vale. Un brindis en la despedida, claro que sí, yo también brindo por España, pero por una España en la que estas ideas no encuentren nunca acomodo en los asientos de ningún parlamento, por una España generosa y solidaria con el que lo pasa mal, por una España entre iguales. Por una España del SÍ. Por una España en la que la inmensa mayoría nos sintamos cómodos, porque la radicalidad no es representativa.