martes, 29 de noviembre de 2011

TINTÍN


Ha tenido que tocar con su varita mágica el mago Spielberg la rubia/pelirroja cabeza de Tintín para convertirlo, a partir de ahora, en un héroe universal, en el nuevo aventurero. Una resurrección del personaje de Georges Hermi, Hergé, que entiendo tan merecida como necesaria, ya que se trata de un reconocimiento a un personaje que ha dejado una gran huella en varias generaciones de lectores. Precisamente por esto, me entusiasma y emociona esta febril y masificada resurrección de Tintín porque gracias a él, a sus aventuras, aprendí a leer. Necesitaba saber lo que decía, lo que contaba, ese personaje que me fascinaba. El periodista era el hilo conductor, pero no nos podemos olvidar del inquieto Milú, el siempre incorrecto Capitán Haddock, la sabiduría mareante del Profesor Tornasol, los desastrosos Hernández y Fernández (traducción netamente ibérica) o la ampulosa Bianca Castafiori. En la antigua biblioteca, donde ahora se encuentra la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, pasaba las horas leyendo los libros de Tintín. No me importaba releerlos una y otra vez, pero debo de reconocer que hacerlo por primera vez me reportaba un sinfín de sensaciones y emociones, de nerviosismo incluso, que aún me cuesta definir y más aún relatar. Con frecuencia, gestos que consideramos muy simples, fáciles, nos pueden reportar momentos de gran felicidad. Y los libros de Tintín, en mí, lo conseguían. Puede que sucedería por el propio personaje, y puede que también influyera la transparencia de la infancia, que se construye sobre una arquitectura tan frágil como luminosa, tan sencilla como bella. La arquitectura de Tintín es la misma que la de infancia, en cuanto a su sencillez, a no existir dobleces o ambigüedades, por su sinceridad. 
Con el estreno de la película de Spielberg, algunos han vuelto a recuperar esas teorías que circularon en décadas pasadas, en las que se reprochaban ciertas facetas de Tíntin, en lo relativo a su ideología, especialmente, incluso moralidad. Se le ha tildado de misógino, de racista, de fachilla, de colonialista, pobrecillo; teorías propiciadas por las tendencias políticas de su creador, Hergé –que tampoco era un revolucionario, todo hay que decirlo-. Es cierto, la presencia femenina en las aventuras de Tintín es muy escasa y puramente decorativa, pero en absoluta consonancia con lo que, desgraciadamente, sucedía en todos los ámbitos sociales y creativos. La mujer ha sido invisible hasta hace muy poco, y aún lo sigue siendo en demasiados aspectos y ámbitos. Y claro que tenía un tufillo racista en determinados comentarios, cierto, tal y como nosotros lo fuimos con los gitanos, por ejemplo, basta leer las letras de algunas coplas o visionar algunas películas, sobre todo en la primera mitad del siglo XX. Y que Hergé era muy conservador, incluso colaborador con el nazismo, pues seguramente, pero si entráramos a valorar esas cuestiones en determinados periódicos históricos, me temo que no podríamos leer un poema de Juan Ramón Jiménez, ni ver una película de John Ford, ni disfrutar con la obra de Picasso, que todos ellos contaban con perfiles que hoy serían imposibles de asumir. Y obviamente, ni que decir tiene que no veo a Spielberg filmando una película de un adalid del nazismo.
No es ésta la primera versión cinematográfica de Tintín, en el pasado podemos encontrar adaptaciones animadas e incluso algunas protagonizadas por actores de carne y hueso con escasa repercusión, incomparables en cualquier caso con la que ahora nos ofrece Spielberg. Un espectáculo visual de primer nivel en el que se nos muestra al Tintín más correoso y aventurero, aunque respetando indiscutiblemente sus principales señas de identidad. Spielberg ha conseguido con Tintín lo que nuestro cine no ha conseguido con el Capitán Trueno, una vez más hemos fracasado en la reconstrucción cinematográfica de nuestros propios héroes, desaprovechando una oportunidad extraordinaria. La recuperación del menudo y viajero periodista ha propiciado el regreso del tebeo a las librerías. Basta asomarse al escaparate de cualquier librería para comprobarlo, ha renacido Tintín y en multitud de formatos, en nuevas y llamativas ediciones. Qué envidia, me encantaría que esto sucedería con el mencionado Capitán Trueno, o con Mortadelo y Filemón o con el mismísimo Anacleto, que tienen suficiente entidad para transformarlos en maravillosas películas. Estos fenómenos, tal y como sucedió en su momento con Harry Potter, realizan una labor en el impulso del fomento de la lectura que no logra ni el mejor plan público: consiguen que miles de niños, de jóvenes, se lancen a la aventura de la lectura. Nada más que por eso, o sólo por eso, ya cumple este Tintín de Spielberg con todas las expectativas. 

El Día de Córdoba

escritores: ESCRITORES, EN LAS LIBRERÍAS

escritores: ESCRITORES, EN LAS LIBRERÍAS

domingo, 27 de noviembre de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

BARRA AMERICANA, DE JAVIER GARCÍA RODRÍGUEZ


He leído Barra Americana (DVD Ediciones) de Javier García Rodríguez con velocidad y voracidad. Y aún no me veo capacitado para definir lo que he leído. No sé si es una novela, no sé si es un conjunto de relatos, no sé si es un ensayo, un libro de viajes... no lo sé. Y qué más da. Sólo sé que me he divertido, que me he alimentado, emocionado, y hasta orientado. Porque en Barra Americana el viaje, como concepto, como kilómetros recorridos, es parte esencial, pero aún lo es más el mapa, la geografía, los puntos cardinales. Si ya me divirtió, e instruyó, Mutatis Mutandis, mucho más esta Barra Americana.  




Los relatos de Barra americana se mueven entre la sosegada paz de los campus universitarios del Medio Oeste y el desbocado ajetreo de las fiestas playeras y los concursos de miss camiseta mojada en el Spring Break de Florida; entre los locales nocturnos del blues de Chicago y un motel en el South Side regentado por una dominatrix muy sensible; entre Disneyworld y el Mall of America; entre las vacas sagradas de Wisconsin y el béisbol como metáfora; entre los clientes deCheers y la Maxell Corporation of America con su mecanismo de casete silencioso.
En Barra americana los personajes aceptan prácticas de riesgo narrativas, forman parte de artefactos literarios, se dejan guiar, por un tour operador alucinado, en un viaje al corazón de las nieblas y los tornados, a la medida aventura de los manglares, a la inercia de los campos deportivos. Mitad relato de ficción mitad crónica, en este libro la memoria inventa su propia caducidad y la historia íntima se escribe con materiales ajenos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

ENTREVISTA EN EL DÍA DE CÓRDOBA (GRUPO JOLY)


    "El humor y la ironía son magníficos anzuelos con los que atrapar al lector"
El autor cordobés publica 'Escritores', un libro de relatos breves en los que la literatura es la protagonista y por el que desfilan personajes como un torero escritor o un ensayista de alquiler
ÁNGELA ALBA / CÓRDOBA | ACTUALIZADO 06.11.2011 - 05:00
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Tras la publicación de El orden de la memoria (2009), el autor cordobés Salvador Gutiérrez Solís se embarca en una nueva aventura literaria conEscritores (El Olivo Azul), un libro compuesto por 17 relatos llenos de humor e ironía en los que aparecen desde un detective poeta hasta un torero escritor o un ensayista de alquiler.

-Los relatos de Escritores tienen a la literatura como hilo conductor, ¿por qué ha decidido tocar esta temática?

-Siempre me ha interesado la metaliteratura, escribir de los personajes, de los decorados, de las entrañas de la literatura. Tal vez sea por un anhelo permanente por exponer al escritor o al hecho literario como algo natural y no extraordinario. La literatura debe formar parte de lo cotidiano. Por un ejercicio de normalización, podríamos denominarlo de esta manera. También porque es un ámbito que conozco, un mundo que no me es ajeno y que, a pesar de eso, cada día me sorprende más.

-¿Quiénes son los protagonistas de su libro?

-Retrato escritores que podríamos considerar como convencionales y otros que son amplificaciones bienintencionadas de escritores que he conocido a lo largo de los años. Si me detengo un instante a pensarlo, todos los escritores que aparecen en este libro cuentan con una gran y común característica: aman la literatura. De hecho, tal vez este libro sea mi particular homenaje a la literatura, a los sueños, desvelos y emociones de quien se lanza a sus profundidades.

-¿De qué forma plasma sus experiencias personales en este libro?

-Siempre he mantenido que no soy un escritor autobiográfico: mi vida no es tan interesante como para ser contada a los demás. Sin embargo, con el paso del tiempo me he ido dando cuenta de que todos los escritores, de una manera u otra, no hacemos otra cosa que contar nuestra propia vida. Y no hablo de pasajes o situaciones concretas, me refiero a que describimos y narramos a partir de nuestras propias percepciones. Cuando describo el amor, una caricia, la muerte, la ira o la alegría, lo hago a partir de percepciones propias.

-¿Se ha inspirado en otros compañeros de profesión?

-Siempre lo hago; en ese sentido, soy un autor muy permeable y curioso. Cualquier historia, situación o personaje que me atraiga es susceptible de aparecer en mi obra. De hecho, hay quien se reconoce. En cuanto a otros escritores, desde la primera entrega del Novelista Malaleche me sucede algo muy curioso: son los propios escritores, algunos de ellos muy conocidos, los que me piden que los incluya en nuevas entregas. Y yo soy una persona muy cumplida.

-¿Qué papel juega el humor en las historias de Escritores?

-España, creativamente, es un país muy pudoroso, casi mojigato. Se nos ha instruido en la falsa creencia de que la buena literatura o cine deben ser serios, profundos, aburridos si se me permite. Hemos confundido calidad con seriedad. Y puedo asegurar que arrancar una sonrisa del lector, incluso una carcajada, es infinitamente más difícil que transmitir o engendrar tristeza, mucho más difícil, y no exagero. Además, el humor o/y la ironía son magníficos anzuelos con los que atrapar al lector y acercarlos a cuestiones esenciales que a todos nos afectan.

-¿Es más fácil abordar la metaliteratura a través de la ironía?

-No sé si es más fácil o más difícil, lo que me niego es a realizar una ejercicio de naturalidad literaria desde sesudos y académicos planteamientos, ya que el resultado sería justamente lo contrario de lo que pretendo. Retomo la idea de anzuelo: es muy importante envolver la literatura de planteamientos atractivos para el lector. Y más si cabe en este periodo histórico que nos ha tocado vivir, donde la literatura compite con otras expresiones tan atractivas como veloces, casi instantáneas.

-En esta obra saca de la clandestinidad a la literatura, ¿son necesarios este tipo de libros para hacer más humanos a los escritores?

-Hay una frase que no me canso de repetir: el escritor debe saber lo que cuesta una caja de leche, y una docena de huevos, y el nombre del equipo que lidera la tabla (que por cierto es el Real Madrid), o lo que sucede con Grecia... El escritor no puede ser ajeno al mundo que le ha tocado vivir, ya que el escritor forma parte de este mundo. La única diferencia con respecto a otro tipo de profesiones, tal y como sucede con otras actividades creativas, es que el escritor cuenta con una vertiente pública, se muestra. En todo lo demás, es un currante más.

-Escritores es su segunda incursión en la narrativa breve después de Jugadores y coleccionistas. ¿Por qué ha regresado a este género?

-Debo reconocer que escribo muy pocos relatos, muy pocos. De hecho, éste es mi segundo libro en ocho años. No sé si habrá un tercero, no antes de diez o quince años en cualquier caso. A diferencia de Jugadores y coleccionistasEscritores es un libro más coherente, posee una unidad, una intencionalidad, no es una mera compilación. También es Escritores el florecimiento de semillas que he ido esparciendo en obras anteriores, pequeños embriones que me ha fascinado gestar y parir en este libro. Ha sido realmente divertido, maravilloso y cálido construir este libro. Ha sido un embarazo placentero y creo que la criatura me ha salido guapísima. Lo digo con pasión de padre, indiscutiblemente, pero también con la objetividad que me proporcionan los años y los libros.

-¿Tiene a la vista un nuevo proyecto?

-Hay un proyecto, muy avanzado, que verá la luz a lo largo del próximo año. Regreso a la novela, y de nuevo me lanzo a una nueva aventura, a un tono y temática absolutamente distintas a los que hasta hoy he frecuentado. Se trata de un retrato generacional, en donde trato de plasmar todas esas disyuntivas que nos podemos encontrar en el tránsito de lo que entendemos como juventud a la edad adulta. Creo que es una obra muy descarnada, pero muy sincera.