lunes, 31 de marzo de 2014

LA GRAN BELLEZA

Felliniana, hermosa, exagerada, turbadora, emotiva, atroz, frívola, descarnada, seductora, vitalista, grotesca, deslumbrante, canalla, maravillosa, nocturna, elocuente, frenética, sutil, voraz, histriónica, decadente, cálida, bella, muy bella...

martes, 25 de marzo de 2014

#FragmentosOlvidados (1) Tiempo, de El orden de la memoria


El tiempo es la mejor inversión que un hombre puede realizar en sí mismo. Un buen negocio, egoísta, privado y personal, con resultados inminentes –en la cuenta de beneficios-. Tener tiempo, disponer del tiempo propio. Estirarlo, agrandarlo, dominarlo, agarrarlo, soñarlo, devorarlo. La mejor inversión –sin duda.
Aunque lo pretendamos, no podemos medir nuestro tiempo. Es la gran estafa del reloj: el que nos marca con sus manecillas no coincide con el tiempo real de nuestras vidas. Vivimos atrapados entre diferentes tiempos, que no coinciden ni en sus dimensiones ni en sus tamaños.
El tiempo después del tiempo; el tiempo sobre el tiempo.
Es una maraña densa y pegajosa de la que no podemos escapar; un cúmulo de circunstancias que se combinan cada segundo, que estallan y vuelven a nacer, para atraparnos de nuevo.
Busquemos en el armario de los recuerdos todos esos tiempos neutros, mudos y huecos que hemos instalado en buena parte de nuestros días. Tiempos que nos han sobrepasado como una sombra, sin darnos cuenta, sin sentirlos. Busquemos en el armario de las emociones todos esos tiempos que han engrandecido el dolor, que han difamado la felicidad, que han borrado las huellas del amor; tiempos que nos han situado frente al abismo, frente a la nada. Busquemos en el armario de los sentidos todos esos tiempos transparentes, carentes de calor y color, que apenas nos han rozado, que no hemos respirado, que se fueron antes de haberlos conquistado.
Encontrados todos esos tiempos, si fue posible –la mayoría no dejaron huella alguna-, coloquémoslos en la balanza que certifica el peso de nuestros días, y descubriremos horrorizados lo poco que pesa nuestro propio tiempo.
A menudo pensamos en esos otros tiempos, cómo podrían haber sido nuestras vidas, nosotros mismos. ¿Cómo habría sido ese otro tiempo? Queremos responder la pregunta sin traspasar la puerta que separa estos tiempos. En realidad, no queremos conocer la respuesta, porque nos conformamos con el tiempo que nos ha tocado.
En realidad, no queremos saber como seríamos nosotros mismos en esos otros tiempos. Y no queremos saberlo porque llegamos a reconocernos, creemos vernos en el espejo, al otro lado del tiempo.

Aún así, el tiempo es la mejor inversión que un hombre puede realizar en sí mismo.
#FragmentosOlvidados,1: Durante mucho tiempo tuve claro que El orden de la memoria (Ediciones Destino, 2009) arrancaría con Tiempo. Hasta que dejé de tenerlo tan claro...

jueves, 13 de marzo de 2014

MUJERES

Por estas fechas, coincidiendo con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se nos llena la boca y la vista de mujeres. Los medios de comunicación nos vuelven a alertar sobre esas cifras que enfrían con su estadística numeraria la cruda realidad que hemos construido a lo largo de los años. La desigualdad latente y patente, sí, permanece, inamovible, estandarizada e icónica. Volveremos a señalar que es un problema educacional, que debemos abordar en el seno de la familia, en los primeros años de colegio, cuando las personalidades se siguen moldeando. Lo diremos, y hasta puede que reconozcamos el problema, el origen, la semilla, pero no cambiaremos de canal cuando nos ofrecen esos estereotipos de mujeres cuyo gran objetivo es ligarse, o lo que haga falta, al guaperas medioneurona de turno. Y nuestras hijas desfilarán como princesas de discoteca barata porque todas las amiguitas lo han hecho. Buscaremos la justificación, aunque nos duelan las entrañas y los ojos nos escuezan por lo que contemplamos, pero lo haremos. Las mujeres en el banquillo, que el partido lo jugamos nosotros. Mira que es largo el partido, que feo y aburrido no está saliendo, pero ahí seguimos, dándole patadas al balón. Como niños, nos escondemos el balón bajo la chaqueta, la pelota es mía y juega quien a mí me da la gana. Jugamos nosotros, siempre de titulares, claro. Tampoco le damos tantas vueltas al asunto... sigue leyendo en El Día de Córdoba

domingo, 9 de marzo de 2014

¿ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR? #20AñosSinBukowski


Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

lunes, 3 de marzo de 2014

ASPIRINA MECÁNICA

Tengo la impresión de que no me volveré a comer las uñas en esta edición de la Champions, reservaré y preservaré mis maltratados dedos para la Liga. Aunque puede que esta igualdad, ficticia y actual, dure menos de lo que imaginamos. Las termitas estás devorando con voracidad los restos de los palacios.
Si mantiene su nivel de juego, ese caudal inagotable de fútbol vertical, acoso y ocasiones sobre el equipo rival, la Champions tiene dueño: el Bayern. Durante años, cegado por la blancura de mi afición/devoción, he negado las cualidades como entrenador de Guardiola. Y me he acogido, como el que se agarra a ese clavo ardiendo, a esas teorías de barra y cañas que repiten aquello de: con Messi, Iniesta y Xavi lo hace cualquiera, a éste lo quiero yo ver en el Levante.
El Bayern, obviamente, no es el Levante, pero tampoco es el Barça de Guardiola. Compare uno a uno los jugadores y comprobará que cualquier comparación puede rozar la blasfemia. Javi Martínez no es Busquets, Robben no es Iniesta y, por supuesto, Ribery no es Messi. Sin embargo, este Bayern de Munich juega mucho mejor, es más eléctrico y sabio, que ese Barcelona crepuscular y acaparador de Guardiola. ¿Por qué? ¿Cómo lo ha conseguido?

A veces pienso que Guardiola ha renunciado a parte de su filosofía, que la obviedad lo ha conducido a la realidad, sin tener que pasar por lo aprietos de la necesidad. También he llegado a pensar que, como ese acertante de la Primitiva, ha tenido la fortuna de colocar los nombres adecuados en sus respectivos huecos. Que ha encajado las seis caras de su cubo alemán. Sí, a pesar de todo, a pesar de las evidencias, a pesar de la fastuosidad y las repeticiones a cámara lenta, sigo buscando una excusa para no elogiar lo indiscutible. Pobre de mí, pobres uñas ultrajadas.

El Cotidiano 

sábado, 1 de marzo de 2014

DIÓGENES REVIVAL

Si Diógenes levantara la cabeza se sentiría orgulloso. Compramos ese lector de eBooks en oferta, cómo no hacerlo, 4GB, y mil libros de regalo que nunca leeremos. Engordamos nuestros mp3 con miles de canciones que nunca escucharemos, sobre todo porque cientos de esas canciones pertenecen a grupos que no nos interesan. Tres mil películas en el disco duro que jamás veremos, enganchados a la serie de turno. Conservamos centenares de fotografías que nunca nos entretendremos ni en clasificar, ya hemos olvidado que las hicimos. Sí, Diógenes se sentiría muy orgulloso de nosotros.