lunes, 27 de mayo de 2013

EUROVISIÓN

¿Te imaginas una canción que gana el festival de Eurovisión y que no acaba rugiendo en los altavoces de la pista de los coches de tope? Es su particular prueba del algodón...
Lo planificamos con la suficiente antelación, como uno de esos acontecimientos que se quieren disfrutar en toda su plenitud e inmensidad. Preparamos un menú a la altura de las circunstancias, no se crean que es fácil, ajustamos las horas para que nada falle y no nos perdamos un solo detalle, y es que son muchos los detalles. Colocamos la pantalla de televisión en el lugar apropiado, generosa en volumen, que también hay quien se arranca a bailar –sobre todo en los instantes finales-. Cada año, junto a mis amigos, celebro y contemplo el festival de Eurovisión, ese breve pero profundo universo de la Europa que tal vez nunca existió, de lo hortera –o friki, que es más contemporáneo-, de lo único por extravagante e irrepetible, afortunadamente. También es para mí Eurovisión, indiscutiblemente, el eco de la infancia, el de una señal que se cuela en el blanco y negro de la pantalla, acompañada de una banda sonora que se te tatúa en la memoria a golpe de repetición. En aquella España de mi infancia, Eurovisión era nuestra puerta de acceso al más allá, ese más allá que lo era absolutamente todo, ya que durante muchos años nosotros estuvimos enterrados aquí, entre los Pirineos y Tarifa, secuestrados en el amplio sentido de la palabra. El rescate éramos, o eran, nosotros mismos. Lo cobraron, ya lo creo que lo cobraron. Entonces Eurovisión no lo entendíamos como un elemento de desenfado y diversión, no, constituía el sueño, al liberación, volar, escapar, saber que había vida al otro lado de la puerta. Muchas, y diferentes.
Como nos habían instruido en la persecución absoluta, todos estaban en contra nuestra, por lo que fuera pero en contra nuestra, que suele ser el complejo que alimenta el odio del mediocre, entendíamos Eurovisión como la gran batalla contra nuestros enemigos del extranjero, ese concepto amplio que acuñamos como sinónimo de perversión, depravación y pecado. En el fondo, claro, muchos deseaban pecar, “pervertirse” aunque sólo fuera un rato, y cruzaban las fronteras con excusas sacadas de un vodevil con tal de conocer ese “extranjero” tentador dominado por el diablo. Eurovisión conseguía que ese mundo extraño y desconcertante que tanto nos odiaba, pasara por nuestros ojos, en su formato de lentejuelas y brillos cegadores, aunque sólo fuera durante unas pocas horas al año. Recuerdos veladas nerviosas, taquicárdicas, junto a mis... sigue leyendo en El Día de Córdoba

lunes, 20 de mayo de 2013

SECUESTROS

Sexuales, políticos, económicos, express, de larga duración... hablamos de secuestros.
Tal vez sea el secuestro uno de los delitos más difíciles de cometer con éxito. Es decir, y que nadie me malinterprete, me refiero a “cometer y resolver” sin ser descubierto el secuestrador. Apresar a tu víctima sin que nadie te descubra, eso ya es difícil, pero mucho más, imagino, mantener retenida y viva a tu víctima durante un tiempo y, sobre todo, devolverle la libertad, una vez cobrado el rescate. Es un delito complicado, mucho, en ejecución, tramitación y finalización. Complicado y cruel, muy cruel. Si rebuscamos en la memoria, seguro que descubrimos en ella un buen número de secuestros que mantenemos en ella, por mediáticos, por inhumanos, por extraños, por lo que sea. Patty Hearts, la hija del magnate, los futbolistas Quini o Di Stefano o Melodie Nakachian, son ejemplos llamativos de secuestros por dinero, por un rescate concreto y pactado. También encontramos los denominados secuestros políticos, donde el rescate es la extorsión a un gobierno, y según las organizaciones que las lleven a cabo podemos hablar de secuestros que se extienden en el tiempo, varios años incluso. Ortega Lara padeció un secuestro cruel e interminable, Ingrid Betancourt estuvo retenida media vida, se reencontró en su liberación con una vida que casi había olvidado. En muchos casos, desgraciadamente, en la desesperación convertimos el secuestro en un halo de esperanza, en ese clavo ardiendo para no querer asimilar la tragedia. Madeleine es un ejemplo, de gran trascendencia social y mediática, pero también lo fue, desgraciadamente, el de Anabel Segura. Durante casi tres años creímos que Anabel permanecía viva, cuando la realidad es que fue asesinada por sus captores pocas horas después de ser secuestrada. En este caso se demuestra la terrible teoría que le escuché hace años a un mando policial: si tienes la desgracia de que te secuestren, que sea una banda organizada. Los asesinos de Anabel ni habían planificado un lugar donde esconderla.
Tal y como nos cuentan en Homeland, los cautiverios que se extienden en el tiempo suelen provocar grandes trastornos en sus víctimas. El denominado Síndrome de Estocolmo. La citada Patty Hearts, meses después de ser liberada, se unió al grupo terrorista que la tuvo retenida. Almodóvar, en Átame, estira las consecuencias del síndrome, y establece una relacional amorosa, pasional, entre secuestrador y secuestrada. Esa es una de las teorías que más circulan en torno al caso de Natascha Kampusch, ocho años encerrada en un sótano, siendo educada por su captor, “lejos de los peligros de este mundo”. Apenas dos años después de la liberación de Natascha, también en Austria, conocimos el caso de Josef Fritzl, que no tardó en ser conocido como el monstruo de Amstetten... seguir leyendo en El Día de Córdoba

martes, 14 de mayo de 2013

DIENTES DE SIERRA

No deja de caer sobre el serrín... cada vez somos menos. ¿Hasta cuándo lo seguiremos permitiendo?
TENEMOS que estar contentos: ya son más de seis millones de españoles los que han perdido su empleo o que nunca lo han tenido, a un banquero de dudosa reputación se le "regalan" casi 100 millones de euros en la jubilación, para que no pase apuros el hombre, que la cosa está achuchada, pero contamos con el mejor restaurante del mundo según una distinguida y dicen que célebre revista internacional. El 90% de los españoles no pueden comer en el laureado restaurante, un pico el menú, pero debemos sentirnos orgullosos por tan alta y honorable distinción. Son las cosas de estos días feos y extraños, grises tirando a negros muy negros. Y es que vivimos, tranquila y plácidamente, en esta noria emocional, de informaciones que se sitúan en los puntos más distantes, incluso diletantes, en el perfil de la hoja de sierra. Picos hacia arriba, muy cerca del cielo, y picos hacia abajo, en el pozo de todo, en la profundidad más oscura y silenciosa. Esquizofrenia global, podría ser el nuevo término a acuñar; en el mismo informativo que nos cuentan como han aumentado los datos de exclusión, de pobreza infantil o de desempleados de larga duración, concluyen con una conexión en directo con los propietarios del restaurante que ha recibido tan alta distinción o contándonos que se pagan mil euros por ver a Springteen en Gijón o emitiendo lo más parecido a un publirreportaje sobre las bondades de tal teléfono móvil o tableta de precio desorbitado. Imagino que esas informaciones serán pagadas, digo yo, ya que de otra manera no las podría entender. 
Dientes de sierra, camino de una sociedad bipolar. Me ha llamado mucho, muchísimo, la atención una información sobre la última Feria de Abril de Sevilla. Han aumentado el alquiler de calesas, carruajes y demás nobles transportes de mecánica y tracción animal y ha descendido el número de viajeros que han utilizado el autobús o metro para acudir hasta el recinto ferial. Una simple primera interpretación: los que antes tenían más, ahora tienen más aún, o las cosas les han empezado a costar menos, y los que antes teníamos menos ahora tenemos todavía menos, o las cosas nos han empezado a costar más. De Guindos seguro que tiene otras explicaciones posibles, hasta con esas palabrejas que el diccionario te indica que forman parte del universo marciano del vocabulario, y que emplea con su colega Montoro, al que sonríe aunque por las tardes no jueguen al mus, tampoco se van de cañas, que por lo visto la cosa está que pega bocados. Dicen, rumores. Dientes de sierra, eso que va cayendo al suelo, esa nube de serrín que apenas pesa, pero que pesa, ya lo creo que sí, somos nosotros, sí, cada día somos menos. La sierra sigue su particular marcha, a ratos se vuelve loca... sigue leyendo en El Día de Córdoba

domingo, 5 de mayo de 2013

OPERACIÓN GERÓNIMO (II)

¿Existen realmente o son otra leyenda de ese mundo de taco y Pingus? ¿Has tenido alguna vez uno entre las manos? ¿Los has llegado a ver? ¿Existen?

Gracias a una venta “sobre plano” ganaron setenta mil euros, que invirtieron en la compra de un solar al que le ganaron doscientos mil y que la constructora vendió por tres veces su valor inicial. Luego vinieron otros solares, algunas fincas y más compras y ventas “sobre plano”, casi un millón de euros de beneficios. Y porque no quisieron meterse en líos o arriesgar más de la cuenta, que podrían haber ganado mucho, mucho, más. Ahora se arrepienten, visto lo visto, lo que ha metido la mano la gente y no ha pasado nada. Hablamos de dinero sin polvo y paja, de taco, de B, hablamos de dinero negro, por supuesto. Desde hace unos años ya apenas realizan alguna operación, la cosa está muy parada, se dicen entre ellos, con gesto de melancolía, cuando hablan, cuando se encuentran en esos sitios, sitios caros, en los que antes se solían encontrar con frecuencia y que ya no frecuentan tanto. Esos sitios con zonas vip, gulas y Pingus. Por suerte, y no como les ha sucedido a muchos, te puedo contar el caso de seis docenas, de ganar dinero a esportones y ahora no tener ni paro, lo que yo te diga, fueron previsores en la época de la abundancia y ahora tienen para pasar esta mala racha. Porque seguro que esto es una mala racha que tiene que acabar, se repiten. Mientras tanto, cada jueves por la noche, sacan los sobres que guardan en la caja fuerte que instalaron en el vestidor de ella. En cada sobre hay mil euros, en dos billetes de quinientos. Aún les quedan 83 sobres.
Cada viernes, que es cuando hay más movimiento, gente que entra y sale, justo después de almorzar, recorren cientos de kilómetros en algunos casos, acuden a un centro comercial para cambiar un billete de 500 euros, dos si la cosa está buena. Cada vez les resulta más difícil colocar un “binladen”, que los miran raros, y ya ves tú que llegamos a pagar el todoterreno de una tacada, pero esas cosas ya no se pueden. Suelen recordar aquella... sigue leyendo en El Día de Córdoba 

miércoles, 1 de mayo de 2013

¿TIENES PLANES PARA ESTE FIN DE SEMANA?


¿Tienes planes para el fin de semana? ¿No? Te propongo:

-que me acompañes en la entrega del Premio Andalucía de la Crítica el viernes, a las 12, en el Museo Provincial de Huelva. Así mi alegría será doble, triple...

-que me acompañes en las firmas que tengo el sábado en la Feria del Libro de Sevilla, desde las 12 de la mañana. Y así nos tomamos una caña o lo que encarte...

-que nos acompañes el domingo a las 20 h., en la Feria del Libro de Sevilla, a Alberto Rodríguez (Grupo 7) y a mí, en la presentación de Fuera de Campo, de Pablo Garcia Casado, que también estará presente, como está mandado. 

Ea, ya tienes planes para este fin de semana. Escala conmigo... Te espero!!!