A algunos, por lo que parece, por lo que demuestran, la
palabra pública, o público, les provoca sarpullidos, como una especie de
alergia sin vacuna. Lo público, entendido como lo de todos, porque todos lo
mantenemos y todos lo disfrutamos. Hablamos de educación, de sanidad, de ley de
dependencia, de pensiones (dignas), de prestaciones por desempleo y de tantas
otras medidas y servicios que se ocupan de nosotros porque son o deberían ser
derechos universales o cuando somos más vulnerables. Y ojo, todos, todos sin
excepción, por uno u otro motivo, podemos llegar a estar en una situación de
vulnerabilidad. Durante años, porque se han recortado derechos, que llevaría
demasiado tiempo enumerar, hemos sido más vulnerables. Y no solo desde un punto
material, perdiendo prestaciones que se pueden cuantificar económicamente,
también desde un punto de vista cultural. Y la terrible subida del IVA solo es
la punta de un iceberg dispuesto a taladrar la frágil embarcación en la que
históricamente ha navegado la industria cultural española. Radio Televisión
Española ha sido, históricamente, una gran plataforma, una gran escaparate, de
la cultura española. Y, sobre todo, de la cultura más emergente, más
vanguardista. Sin Radio 3, sin La Edad de Oro, todavía en
la Segunda Cadena, de la siempre recordada Paloma Chamorro, la Movida
habría sido, a lo mejor, solo una ola de la que se habrían enterado cuatro
amiguetes contagiados de nocturnidad. Almodóvar, Gabinete Caligari, Radio
Futura, Barceló o García-Alix entraron en nuestras vidas porque una radio y una
televisión públicas y de calidad nos los llevaron hasta nuestros hogares. Y
nosotros, todavía con aquellas televisiones coronadas con toritos de terciopelo
y flamencas pizpiretas, comenzamos a asumir a aquella panda de locos geniales
gracias al vertiginoso trayecto que unió, en un tiempo record, la extrañeza con
la admiración. Sí, Radio Televisión Española cumplió una función educacional
que nadie le puede negar, y no solo desde el punto de vista de las vanguardias.
Recordemos La Barraca, Los gozos y las sombras, Cañas y barro, Yo
Claudio, Doctor en Alaska, el primer Informe Semanal, La clave,
Retorno a Brideshead, Estudio 1 y un sinfín de programas y
series memorables de un alto contenido cultural y emocional.
No me cabe duda de que Radio Televisión Española ha
influido, y mucho, en el hombre que soy hoy (espero que eso no le suceda a mis
hijos, con referencia a la televisión actual). Y, en concreto, buena parte de
mis referencias y conocimientos musicales se los debo al Ente Público (siempre
me ha encantado esta expresión). Ordovás, Manrique, Casas, Flores, Salas,
Rubira o la mencionada Chamorro han sido esenciales en mi pasión por la música.
Y es que en Televisión Española siempre ha habido muy buenos programas
musicales. Durante años, nos hemos tenido que conformar, y disfrutar, con Cachitos
en cualquiera de sus versiones. Presentado por Virginia Díaz, a la que también
puedes escuchar cada día en 180 grados de R3, uno de los mejores
programas de radio en la actualidad, y dirigido por Jero Rodríguez, Cachitos
no es solo una exhaustiva búsqueda en el desván musical del pasado, también es
un espacio necesario, por su pedagogía, especialmente para los más jóvenes, ya
que pueden encontrar todas esas referencias que han tallado la música actual
que escuchan.
Después de muchos meses, tal vez años, consumiendo televisión enlatada,
series y películas que me gustan a la hora que yo decido, el pasado martes lo
pasé realmente bien, muy bien, viendo primero el Cachitos especial Techno
y a continuación el estreno de La Hora Musa. Oye, resulta que no es tan
difícil ofrecer un espacio musical de calidad. Un guión simple y no recargado,
formato original pero sin recurrir al exceso, un plató moderno y nada
estridente, una azotea muy Beatle, una presentadora que cumple
sobradamente con el objetivo, cediendo el protagonismo a los invitados, Maika Makovski, bandas e interpretes reputados y,
tachán tachán, música en DIRECTO, más aún, buena música en directo. No era tan
difícil, bastaba con querer. Una buena noticia para todos los que amamos la
música, ya que la volvemos a encontrar en un medio que durante décadas fue su
hábitat natural. Ojalá dure, por todo lo que significaría.
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