jueves, 5 de junio de 2008

DESCONFIANZAS FUTBOLÍSTICAS

-Desconfío, por naturaleza, de todo aquel que se proclama “enemigo” del fútbol. Si, además, se declara enemigo de la cerveza –o cualquier alcohol-, del tabaco, de la pornografía y del rock and roll, mi desconfianza pasa de relativa a absoluta.


-Desconfío de aquel que dice: “a mí lo que me gusta es el fútbol, pero no soy de un equipo concreto”. Y hay quien remata: “yo soy del que mejor juegue”. Desconfiad de ese tipo, que sólo querrá a su novia cuando esté muy buena –y joven- y a sus hijos cuando estén sanos.


-Desconfío de aquel que dice: “antes que lo haga un extranjero, prefiero que gane la Champions el equipo de la Ciudad Condal –por poner un ejemplo-”. Mentira, un madridista o un aficionado del club de la Ciudad Condal, si lo es de verdad, siente más aprecio por el Milan, por el Manchester o por el Bollullos. Siempre.


-Desconfío de aquel que no tiene una camiseta –o varias- de su equipo en su armario. Prenda fetiche, piel de gestas inolvidables y de profundos dramas.


-Desconfío de aquel que disfruta los –inexistentes- logros de la Selección Nacional de la misma manera e intensidad que los de su equipo. Es más, el buen aficionado debe desear que convoquen a los menos jugadores posibles de su equipo. Lo que realmente importa es la Champions y la Liga, lo demás es verborrea.


-Desconfío de aquel que nunca ha llorado viendo un partido de fútbol, que no se ha provocado padrastros y demás accidentes corporales, que no ha recorrido su ciudad machacando el claxon de su coche, que no se ha bañado en la fuente de turno.


-Desconfío de aquel que nunca habla de fútbol, o que lo hace con desconocimiento, o sin memoria –“¿De qué jugaba Chendo?”, por favor… -. En la mayoría de las ocasiones, “hablar” de fútbol es más divertido y pasional que “ver” fútbol.


-Desconfío de aquel que dice: “jugamos fatal pero hemos ganado”. Si uno siente a su equipo, nunca juega fatal: gana, empata o pierde, simplemente. Y “juega” siempre se ha de acompañar de “como los ángeles”, “de puta madre”, “mejor que nadie”, o expresiones similares.


-Desconfío de todo aquel aficionado que considera al As o a Poli Rincón como elementos sectarios –“se les ve el plumero”-, porque mayor objetividad e imparcialidad es imposible encontrar.


-Desconfío aún más –que ya es desconfiar-, del que se asoma al Universo del Fútbol por pura pose, moda o aventurilla, ahora que “hasta los escritores” podemos gritar a los cuatro vientos que nos gusta el fútbol. Me gustaría creer que no comparto blog con uno de estos sujetos…



1 comentario:

Clifor dijo...

Desconfío del que siente más aprecio por un equipo grande de otra ciudad que por el pequeño de la suya propia.

Y yo, lo siento, pero si yo dijera de mi equipo, el Zamora, que juega como los ángeles, entonces descofiaría de mí todo el mundo :)

Me ha gustado el texto, capta la esencia de esto de la pelotita.

PD: Cuidado con la palabra "inexistete" sobre los logros de la losser roja ¡todo va a cambiar!