martes, 8 de septiembre de 2015

565, PERUGIA WAY


HACE cincuenta años, justamente, en la noche del 27 de agosto de 1965, la astronomía y la música asistieron a la mayor confluencia de estrellas que recuerdan: el encuentro entre Elvis Presley y los Beatles. Tal y como pactaron previamente, no existe una prueba gráfica de aquella velada, ni una sola imagen o grabación. Por el testimonio de algunos de los presentes, sabemos que Elvis recibió a la banda de Liverpool en la entrada de mansión, en el 565 de Perugia Way, en Bel Air, Los Ángeles, yo lo imagino ataviado con un kimono blanco con su nombre bordado en letras de oro en la espalda, entre un Rolls Royce y dos Cadillacs, escoltado por 10 integrantes de sus amigos/guardianes: la Mafia de Memphis. El Rey condujo a los recién llegados a un enorme salón circular, iluminado por luces rojas y azules, en el que se agolpaban mesas de billar y un rockola en el que sonaba Mohair Sam, de Charlie Rich. Presidía la habitación un gigantesco aparato de televisión a color con el volumen a cero, en el que se proyectaban secuencias de Rebelde sin causa, quiero imaginar. Sabemos que los primeros minutos estuvieron presididos por la frialdad y el silencio, hasta el punto de que Presley fue el primero en abrir la boca para decir algo parecido a: "¡Maldita sea, si vais a quedaros ahí sentados mirándome como pasmarotes, me voy a la cama!".Sabemos que Lennon, no podía ser otro, fue el primer Beatle en tomar la palabra. ¿Cuándo vas a volver al Rock And Roll?, dicen que le preguntó. Imagino a Paul cabeceando, con ganas de estrangular a John, imagino a Paul hipnotizado en la bola de mil espejos y a Ringo haciendo lo indecible por contener la risa. E imagino a Elvis, mirando a sus amigos de la Mafia de Menphis, dudando entre echar a patadas a esos cuatro melenudos británicos de su casa o beber de un trago una botella de Gatorade. 
Sabemos, por lo que contaron algunos de los presentes, que El Reyoptó por repartir guitarras entre sus invitados, que él agarró un bajo y que McCartney le enseñó algunos trucos; sabemos que tocaron juntos I Feel Fine You're my world de Cilla Black, y que Ringo, sin instrumento, marcaba el ritmo utilizando sus manos como baquetas; sabemos que, en el rincón más alejado, Brian Epstein trató de convencer al Coronel Parker de que Elvis girase por Gran Bretaña. Una gira que nunca tuvo lugar, a pesar de las cifras que vaticinaron. También sabemos, por la narración de algunos testigos, que la llegada de Priscilla, ataviada con un vaporoso camisón púrpura y coronada con una tiara, estilo romano de Las Vegas, provocó un profundo y... sigue leyendo en El Día de Córdoba

*Gracias a un comentario publicado en El Día de Córdoba he podido encontrar la fotografía superior, que tal vez fuera tomada ese 27 de agosto de 1965.

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