miércoles, 2 de abril de 2014

FOBIAS

¿Conoces las tuyas? ¿Volar, besar, nadar, respirar? Dicen que todos tenemos alguna...
TENGO la impresión de que, tal y como nos sucede con las alergias, todos tenemos una o varias fobias. Porque todos somos alérgicos, todos, de verdad, por lo que he leído ninguno nos escapamos, aunque podemos tener la fortuna de no estar en contacto con el origen de nuestra alergia en toda nuestra vida. La naturaleza es sabia, pero también caprichosa. Me explico, usted y yo podemos ser alérgicos a un fruto originario de Guatemala, a un tipo de gato que se da en Rusia, a las gramíneas de Zambia, pero si nunca viajamos a estos lugares y si nunca estamos en contacto con el fruto, el gato y la gramínea, nuestra alergia permanece dormida en nuestro interior, nada la despierta. Descubrieron el caso de una mujer alérgica al semen de su marido, como les cuento, es un ejemplo extremo de lo selectivas y extrañas que pueden llegar a ser. Tal vez ocurre lo mismo con las fobias, que sólo conocemos las activadas, las que ya hemos reconocido, y que por nuestro tipo de vida o carácter, por nuestra personalidad e inquietudes no llegamos a conocer al resto. Por ejemplo, no sé si se habrá planteado usted alguna vez si padece aeroacrofobia, que es el miedo a las alturas, y que yo tengo según la altura, claro -el sexto peldaño de la escalera ya me impone-. Espero que nunca haya conocido a alguien que padezca ablutofobia, porque se trata de una fobia que percibimos, queramos o no, ya que se trata de la fobia a lavarse y, por tanto, podría ser una bomba de relojería si usted padece olfactofobia, que es la fobia a los olores. Seguramente la mayoría, salvo los exhibicionistas recalcitrantes, padecemos en mayor o menor medida de escopofobia, que es el miedo a ser mirados, una cosa que incomoda, y de qué manera si a continuación llega la sonrisilla de turno. Eso se da mucho en la adolescencia, aunque si usted padece efibofobia ni se enterará, porque nada más ver un adolescente saldrá pitando. 
En los tiempos que corren yo creo que puede ser hasta recomendable padecer ostraconfobia, que es la fobia a los mariscos, y es que al precio que están mejor rechazarlos por prescripción que por imposición económica. La primavera, con su luz intensa, sus gusanos de seda y otros bichitos voladores, mal tiempo para los que padecen de entomofobia, fotofobia, escoloquifobia, insectofobia, cnidofobia y demás fobias de esta temporada que acabamos de estrenar, tal y como nos anuncia el anuncio de la modelo danzarina. Espero, muy sinceramente, que el Barcelona padezca, tras el partido contra el Madrid, leucofobia. Y no me cabe duda de que Rajoy y sus ministros de Nodo padecen de levofobia, verbofobia, rabdofobia, ginefobia y media docena de fobias más. Lo que no padece Rajoy, indiscutiblemente, es de emerofobia, y basta ver esa soledad parlamentaria con la que está aprobando sus medidas retrogradas, empleando la mayoría absoluta como una apisonadora. He de reconocer que yo mismo durante mucho tiempo he padecido fonofobia, que es el miedo al teléfono, y que aún me queda algún restillo en el subconsciente. Puede que haya sufrido algún ataque, breve pero intenso, de logicomecanofobia, con unas gotitas de leucofobia, pero nada grave, lo voy superando. 
Pero, sobre todo, agradezco no padecer bibliofobia, que es un mal tan extendido, o laliofobia o logofobia o cromatofobia o caliginefobia y tantas y tantas fobias que me impedirían disfrutar de todos esos aspectos de la vida que me emocionan, que me llenan las horas y el corazón. Fobias innatas y otras fobias que desarrollamos a lo largo de nuestras vidas, y que se convierten en lastre, en escombros que nos manchan los pies de fango. Manténgalas dormidas. Olvidemos las fobias en la despedida, que aburren y aturden, y hasta amenazan, y pensemos en las filias, más cálidas, más placenteras, más deseadas. Enumere todas esas filias, innatas o propiciadas, que le rodean, y póngalas a pelear, a tortazo limpio si es necesario, con todas esas fobias que nos arrinconan. Mientras las fobias son hijas de la ignorancia, del rechazo, del miedo, del temor a lo desconocido, las filias surgen de la atracción, del conocimiento, del querer probar, del querer saber más, un poco más aunque sea, cada día. No lo dude, huya de las fobias, permita que sus filias ganen la batalla, no sea neutral en el combate. Lo agradecerá, en todos los sentidos, vivirá más, mucho más.


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