miércoles, 18 de julio de 2012

CAMINO LEÓN

Paco León acaba de estrenar, comercialmente, ya lo hizo a la crítica y público en el pasado Festival de Málaga –donde cosechó algunos de los galardones de mayor enjundia-, Carmina o revienta. Película en la que valiéndose de la técnica del documental, en muchos momentos, así como del autorretrato más íntimo, nos muestra la existencia -y sus cosas- de una familia, la suya en este caso concreto, ya que están interpretados los papeles protagonistas por sus propias madre y hermana –Carmina y María-. De no haber sido considerado como plagio, no me cabe duda de que el título ideal de esta película habría sido el mismo que el empleado, años atrás, por Pedro Almodóvar: Todo sobre mi madre. Aunque desde diferentes puntos de vista, son muchas las coincidencias con el mítico autor manchego. Desde un plano meramente cinematográfico, de Carmina o revienta me ha gustado la habilidad de Paco León para hilvanar escenas, algunas de ellas absolutamente delirantes, muy divertidas unas y extravagantes otras tantas; para extraer de sus actrices y actores lo máximo, tanto la madre como la hermana están magníficas en sus respectivos papeles, así como el gusto por el detalle, en el sentido de que no existen en la cinta planos huecos o desaprovechados. Paco León es un tipo de gran talento, que a pesar de haber encarnado a personajes que han adquirido una gran dimensión pública y casi social, ha sabido siempre desprenderse de ellos y ofrecer nuevos perfiles, algo que vuelve a conseguir en esta película, desde el otro lado de la cámara. Discursivamente, una opinión más allá de lo cinematográfico, pura subjetividad, he de reconocerlo,  Carmina o revienta me ha interesado bastante menos –incluso me ha escocido-. Porque si lo que se pretendía es ofrecer una imagen de una familia o de la realidad andaluza, no la comparto. No es una imagen que nos represente, ni por asomo, a la media, ni como sociedad ni como familias. Sería, como mucho, una más de las teselas sobre el que se extiende el amplísimo mosaico andaluz. Y es que tengo la sensación de que pecamos en exceso de lo mismo, nos encanta exportar el chiste y sólo compartimos en privado nuestro ingenio. Y aquí hay más ingenio que chiste.
Sin embargo, a pesar de las pegas que le haya podido encontrar a la película, no me cabe duda de que Carmina o revienta pasará a la historia de nuestra cinematografía. Y lo hará porque ha sido la primera propuesta, de un producto destinado al gran público, que trata de adaptarse a los nuevos tiempos, y traza su proceso de comercialización teniendo en cuenta todos los soportes y tendencias. Porque Carmina o revienta la puede ver desde su ordenador, por menos de dos euros, en su televisor, si usted es abonado a alguno de los numerosos canales de pago, por menos de tres euros, puede ser propietario de una copia en formato dvd, si su sentido de la posesión así lo demanda o, en su formato más tradicional, puede acercarse a una sala de cine y comprar su entrada. Lo de las palomitas lo dejo a su elección –también las puede hacer en su casa, que con esas bolsitas de papel es de lo más fácil-. Consciente de la situación actual, Paco León moldea su producto al gusto del consumidor, a un precio más que asequible, y cumpliendo escrupulosamente con la legalidad.
Sin tener cifras de recaudación, ya anticipo que será alta, y que nosotros como espectadores podremos haber visto la película adaptando el visionado a nuestros preferencias o posibilidades. O sea, Paco León no sólo ha reformado/mejorado la penosa Ley Sinde/Wert, es que le ha pegado una patada en sus cimientos y nos ha ofrecido una nueva propuesta para acabar con la piratería. Carmina o revienta abre un nuevo camino en la comercialización y distribución de la cultura, y doy por hecho que nuevas ofertas seguirán los mismos pasos. Si hasta ahora buena parte del sector ha visto en las nuevas tecnologías, en la Red, una vía de escape descontrolada, y cuando no a un enemigo letal, ha llegado el momento de aliarse y asumir/aprovechar el enorme caudal que ofrecen. No me cabe duda de que esta alianza, unas vez pulidas convenientemente todas las aristas, redundará positivamente en todos los actores participantes en el proceso. Los creadores, garantizando la autoría de su obra, la industria, nuevo público potencial, y, sobre todo, en los consumidores, precios asequibles y diversidad de formatos. Querer obviar la realidad es la peor estrategia, cuando el futuro es este presente tan cambiante. 
 
El Día de Córdoba

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