lunes, 8 de junio de 2009

ENTREVISTA EN EL NÚMERO DE JUNIO DE FREEK MAGAZINE: "LOS AUTORES SOMOS MIOPES"

























Con "El orden de la memoria", publicada por Destino, el cordobés se adentra en ese desván oscuro que muchos esconden en su apariencia pero tienen en la trastienda. Basta un recuerdo para desatar a la bestia dormida. Así de simple es el ser humano. Con fino bisturí, fríamente y sin motivos personales, Gutiérrez Solís disecciona un complejo catálogo de seres y estares y abre ante nuestros estupefactos ojos las miserias interiores de un sociópata en constante evaluación, un Eloy Granero que haría las delicias de Easton Ellis.

Cuando llevaba unas sesenta y pico de páginas de la novela, me asaltó un nombre: Bret Easton Ellis. Llego a la página 90 y voilà, ahí está el Sr. Ellis y una cita de "Los confidentes". "Bret Easton Ellis es un autor que me interesa sobremanera, y tal vez más como proponedor que como propuesta. Ellis es un maestro de la visibilidad, una de mis obsesiones en "El orden de la memoria". Creo que tenemos en común un sinfín de referencias culturales, que gran parte de ellas escapan de lo meramente literario. Yo me considero un autor muy polucionado, afortunadamente polucionado, por la literatura, por el cine, el cómic, la música, la publicidad, las teleseries, los realities... Elementos que confluyen en mi obra, lo pretenda o no". También me recordó, le digo, al cine de Michael Haneke, sobre todo a "Caché" y esa suerte de thriller psicológico. "Para la construcción de "El orden de la memoria" he utilizado tanto técnicas literarias como cinematográficas", confiesa Salvador. "Ha sido un ejercicio absolutamente premeditado. La novela se caracteriza por sus flashbacks, por sus travelling, por sus primeros planos y, sobre todo, por su montaje. Un montaje que, como en el "JFK" de Oliver Stone, te permite pasar de un tiempo a otro sin que reste información o claridad a la novela. Y es cierto, también intento realizar un thriller psicológico, arrastrando al protagonista, Eloy Granero, a un abismo emocional y casuístico que juega en su contra". Con tanta fragmentación, costaría encontrar el tempo de la narración, me temo."Mucho. Muchísimo", se resigna Salvador. "El armazón de la novela apenas me costó tiempo definirlo, pero el tempo me ha llevado años. De hecho, he congelado la novela varias veces, necesitaba volver a enfrentarme a ella desde la distancia, como si no fuera una obra mía. Los autores somos miopes, estamos atrapados en nuestras propias historias y no contamos con la distancia suficiente para apreciar las sombras, los espacios difusos. Yo necesitaba que "El orden de la memoria" fuera una obra precisa, limpia, dentro de una arquitectura aparentemente muy simple. Es un puzzle, y el lector encaja las piezas a medida que avanza en la lectura". En ese puzzle también hay piezas reconocibles: Almacenes Granero, o la revista Gente, parecen sacados de nuestro día a día. "Yo soy un autor que vive de la realidad. Siempre digo que es muy importante leer a Balzac, por ejemplo, que para mí es un autor de referencia, pero que es igual de importante saber lo que cuesta una caja de leche o una barra de pan. Además, me gusta jugar con los iconos y símbolos de nuestra vida diaria, aquellos que forman parte de nuestra cotidianidad". Por cierto, la portada del libro pertenece a un cuadro de Alex Katz, de padre comerciante, esposa investigadora del cáncer y artista famoso, entre otras innovaciones, por realizar sus obras al estilo de las vallas publicitarias... ¿lo sabría su autor? "Como diría Andrés Calamaro, "Honestidad Brutal": me he quedado de piedra. Una novela que habla sobre las coincidencias... pues otra coincidencia más, que para nada es premeditada. Ahora mismo pido cita, no sé sí para ir al psicólogo, al psiquiatra o para reservar un vuelo para Las Vegas. Ya puestos... lo mismo gano en la ruleta...". Hablando de coincidencias, Eloy Granero es del Real Madrid, como Salvador. "Eloy Granero y yo coincidimos en tres cosas: en los frutos secos, en los restaurantes argentinos y en el madridismo. Afortunadamente, en nada más". Bueno, el madridismo también le une a Pablo García Casado, otro cordobés adicto a las letras y al fútbol. "La literatura me ha reportado dos grandes beneficios: ahorrarme dinero en psicólogos y encontrar amigos. Pablo es mi hermano, y, como antes decía con referencia a Easton Ellis, compartimos idénticas referencias culturales. Estas referencias culturales puede que sean los grandes lazos que están uniendo a un amplio número de autores. Y las barras de los bares, claro...". Entonces, más allá del bar, generación poca. "No, no creo en las generaciones, sobre todo porque, históricamente, las generaciones literarias son una invención de los mediocres de la -supuesta- generación, en un intento de salvación por asociación".

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"LOS AUTORES SOMOS MIOPES, ESTAMOS ATRAPADOS EN NUESTRAS PROPIAS HISTORIAS"

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