El 15 de octubre de 2040, coincidiendo con el
centenario de la muerte de Lluis Companys, el Govern de la Generalitat declaró
unilateralmente la independencia, proclamando la República Independiente de
Catalunya. Hasta que llegó ese momento, los catalanes vivieron momentos
convulsos, que han marcado el devenir de su historia más reciente. Todo comenzó
con lo que en su día denominaron como el Procés, y cuya fecha más
señalada la encontramos en el 1 de octubre de 2017, con la celebración de un
referéndum ilegal en el que apenas participó un 40% de la población –realmente
nunca existieron datos veraces-, y en el que el entonces President, Puigdemont,
entendió que el pueblo catalán había optado por la independencia. Una
independencia de 12 segundos que solo admitió en el contexto internacional
Maduro, presidente de Venezuela. Al mismo tiempo que las grandes empresas e
instituciones bancarias comenzaron a trasladar sus sedes sociales fuera de
Catalunya, temerosas de que la inestabilidad pudiera afectarlas, empezaron a
producirse las detenciones de algunos líderes independentistas, acusados de
vulnerar las leyes del Estado Español. Tras meses de una frenética y tensa
relación entre el Govern de la Generalitat y el español, donde la falta de
acuerdos fue la tónica dominante, se convocaron elecciones para junio de 2018.
El resultado fue el de un empate técnico y numérico entre las fuerzas
independentistas y las soberanistas. Se conoce 2019 como el año del Gran
Éxodo, debido a que cuatro millones de catalanes decidieron abandonar sus
ciudades de origen para asentarse en territorios colindantes o, con frecuencia,
regresar a sus localidades de origen, Andalucía y Extremadura especialmente. La
estadísticas reflejan que entre 2019 y 2021 la población de Catalunya descendió
en un 46%. Este descenso coincidió con el holgado triunfo en las elecciones
autonómicas de un nuevo partido político –sin posicionamiento ideológico-, el
PRCDLCDC (Partido Republicano Catalán De Los Ciudadanos De Catalunya), liderado
por el joven abogado Jordi Mas, que obtuvo 115 escaños de los 135 que componían
el Parlament.
Durante las dos décadas siguientes, siempre con
Jordi Mas como President, la Generalitat optó por la confrontación política y
la distancia frente al Gobierno de España, así como con el resto de Europa,
para lo que no dudaron en aprobar una interminable batería de medidas y leyes.
Prohibición del idioma español en territorio Catalán, prohibición de consumir
productos no catalanes, obligatoriedad de exhibir esteladas en todos los
edificios públicos, incluidos los religiosos, sanitarios y educativos, así como
medidas más concretas como declarar personas non gratas a Serrat, Juan
Marsé, Isabel Coixet, Vargas Llosa,
Joaquín Sabina o Antonio Machado, entre otros muchos. Lista que se fue ampliando
durante años, incluyendo en ella a nombres que en un principio fueron grandes
valedores de la causa independentista. Del mismo modo, se diseñó un férreo
sistema educativo en el que los niños aprendieron los ríos, montañas, fauna y
cultura catalana, en profundidad, pero ignorando dónde se encontraba Cádiz o La
Habana, y sin aprender en qué consistieron la Revolución francesa o el
Renacimiento italiano, por ejemplo.
Tras un breve periodo de estabilidad política, no
así financiera o cultural, el PIB catalán se redujo en un 58% y apenas
permanecían abiertas las puertas de tres salas de cine y de dos librerías, en
2073 la incipiente Republica Catalana comenzó a agrietarse cuando seis
territorios exigieron celebrar un referéndum para volver a la situación previa
a la firma del Tratado de los Pirineos que tuvo lugar en 1659. La
Generalitat trató de evitar la convocatoria solicitada amparándose en sus
propias leyes, pero tras lo que se conoce como el Decenio Historicista,
diez años de convulsión política y social, en los que se produjeron numerosas
detenciones y altercados callejeros, no le quedó más remedio que proclamar la
Republica Confederada de los Pueblos Catalanes. Una proclamación tan breve como
frágil, ya que muchos de los territorios en desacuerdo, al sentirse agraviados
con esta nueva denominación, solicitaron volver a formar parte del Estado
Español. Tras años de enfrentamientos y pugnas, en 2087 Cataluña se divide en
tres tras 14 consultas populares no vinculantes: Catalunya Autèntica, Catalunya
Històrica y Catalunya Española. La Autèntica, germen del movimiento
independentista de principios de siglo, se estableció al sur de Tarragona,
aislándose de las otras catalunyas tras unos altos muros alzados
expresamente. En la actualidad, el único dato significativo que disponemos es
que Jordi Mas sigue siendo el President.El Día de Córdoba
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