lunes, 27 de octubre de 2014

PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS

Serendipia, ¿¿serendipia??, bótox, precuela, cameo, tuitear, bíper, amigovio, amigovia, papichulo, pechamen, culamen, backstage... Palabras más, palabras menos.
Tome aire. Repita conmigo, alto y fuerte, sin pudor: serendipia. ¿A qué se siente mucho mejor? Más relajado, más libre, más yo qué sé. Desde que me he levantado esta mañana he pronunciado 42 veces la palabra serendipia, 42 veces contadas y no exagero. Me he encontrado en el frigorífico la marca de leche que me gusta y no he dudado en gritar: ¡serendipia! (y qué manía del corrector por subrayarla en rojo). Qué alegría más grande, recrearme al fin en su pronunciación, gozar con su sonido, con su significado. Teníamos “casualidad”, pero claro, es que suena muy vulgar, y además es tan triste, tan simplona, tan poquita cosa. O coincidencia, pero tampoco, le faltan tacones, escote y horas de pilates (que también ya es nuestra, según la Rae, en su nuevo diccionario). Yo creo que ninguna de las dos se puede comparar a serendipia, faltaría más, puro glamour. Ya sabe, si le toca la Primitiva o el Cuponazo, pues eso, serendipia. Pero más, sigamos. Estoy deseando que llegue el mediodía para solicitar a grito pelado: quiero una birra, es que esta palabra me pirra, que hasta su rima es electrizante y chispeante. Y no me cabe duda de que la aparición/eclosión de Kim Kardashian ha impulsado la inclusión de culamen (ni subrayada ni en cursiva, faltaría más), que es un culo culazo, pero en sentido positivo, que no seré yo el que levante la voz contra los culamen en estos tiempos de yogures con fibra, pavo 0% en grasa, sacarina en vena, liposucciones y dietas Dukan.
Con pechamen, sin embargo, ya no estoy tan a favor de que la hayan incluido en el diccionario, para qué nos vamos a engañar, que fina, fina, lo que se dice fina, como que no es mucho la palabra, y eso que el difunto Fellini la habría agradecido. Que bótox haya sido admitida como una palabra más de nuestro idioma, oficialmente, así hasta con su acento, la mar de mona ella, se lo debemos a muchos, y no señalemos a un género en concreto, que ambos y ambas gustamos de los retoquitos. Aunque dicen que Argentina ha ejercido una gran influencia; rumores. Hablando de ambos y ambas, esas relaciones tan de ahora, esas parejas con pisos separados y cajones sin compartir, bragas y calzoncillos alejados, también han sido definidas: amigovios y amigovias, que son los amigos “con derecho a roce” de toda la vida, pero en versión simplificada, mejor en una palabra, aunque suene un pelín atropellada. Vistos los antecedentes, qué palabra le podríamos proponer a los de la RAE para definir el programa ese de los concursantes desnudos que acaban de estrenar -¡y no es en Telecinco!-. A mí se me ocurre entevelotas, no sé, creo que suena muy actual, y después de lo de amigovios cualquier cosa puede colar, digo yo... sigue leyendo en El Día de Córdoba

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