Cosas
de estos tiempos, con sonido a broma, pero no. Mantienen las ciudades, las
grandes capitales especialmente, en los últimos años, una competición por
demostrar quién de ellas cuenta con más veladores por metro cuadrado. Y se lo
están tomando en serio, ya lo creo que sí. Todas esas aceras nuevas, por fin
anchas, que llegaron a nuestras calles no hace tanto, antes de ayer como el que
dice, hoy han vuelto a ser estrechas, insignificantes, mínimas, ante la
invasión de los veladores, miles de veladores conformando un nuevo mapa de las
ciudades. Ya se los puede ver en el Meteosat y en el Google Earth, de verdad,
que no es una exageración de las mías, que es así, como lo estoy contando,
aluminio y plástico, una invasión. Porque en esta actualidad nuestra, de traca
y muy señor nuestro, de registros, detenciones y dimisiones, siempre menos de
las deseables, en estos tiempos de España va bien, pero para unos pocos, para
los de siempre, que aumentan los millonarios a espuertas, y no es ninguna
broma, el potencial de una ciudad, su evolución, su desarrollo, se evalúa según
el número de sus veladores. Dicho de otro modo: el aumento de veladores es
directamente proporcional al crecimiento económico, social y de todo lo
contabilizable de una sociedad. Eso es así, de verdad, que no son cosas mías,
como lo cuento. Olvídese del PIB, de los datos de desempleo, del número de
familias en exclusión social, del incremento de polígonos industriales, de
rotondas o puentes, todo eso es ya secundario, residual, insignificante,
aleatorio, pasado, desfasado. Mandan los veladores, el buque insignia de esta
recuperación que nadie percibe, salvo tres, como ya comentaba, y entre esos
tres no estamos ni usted ni yo, lo siento pero esa es la realidad, triste tristísima, pero no lo tenga en
cuenta, que es el principio de ese tiempo de felicidad, ilusión y no sé cuántas
cosas más que Mariano nos prometió en su campaña electoral.
Intuyo pronto antes que tarde, leyendas en las
entradas de las ciudades en las que podremos leer frases similares a: Bienvenido a Córdoba, Ciudad del millón de
veladores o Córdoba, Ciudad Europea
de los veladores o Córdoba, ciudad de
veladores, así más simple, menos rimbombante, pero igualmente certera,
concreta. Pero han de ser unas buenas placas, costeadas, nada de comprarlas en los
chinos, por favor, de alcurnia, que quien pueda exhibirlas es porque ha
trabajado mucho para conseguirlas, años y años de esfuerzo, de dedicación, de
entregasigue leyendo en El Día de Córdoba
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