Hay quien mantiene que si Kafka o Balzac buscaran
hoy editor lo tendrían crudo, pero yo no comparto esa teoría. Tal vez no
publicarían en una “gran editorial”, pero seguro que sus obras acabarían en las
librerías, porque afortunadamente contamos con una serie de editoriales que sí
apuestan por la calidad literaria, y hoy les muestro cuatro ejemplos. Ese dicho
sobre ramas, árboles y bosques también es aplicable para todos esos libros
maravillosos que nos perdemos, o que no nos dejen ver, escondidos entre la
desmesurada producción, la mercadotecnia y la desproporcionada potencia de los
grandes grupos editoriales, que también suelen ser grandes grupos
periodísticos. Aparto las ramas, y le muestro cuatro títulos que pueden ser
compañeros ideales en este mes de agosto, tanto si anda de vacaciones como si
no, nunca le dé descanso a la lectura, que se atrofia y los lomos se agolpan en
las mesitas de noche. El primero de ellos es una colección de relatos: Fantasmas
de la ciudad, de Aitor Romero Ortega, que ha publicado la siempre
diferente, y por eso tan necesaria, Editorial Candaya. La narrativa de Romero
Ortega es de una belleza, de una cadencia, muy difícil de encontrar,
emocionante, lúcida y vibrante. En los relatos contenidos en este libro,
algunos de ellos sencillamente maravillosos, yo quiero pasar muchas noches en Hotel
Torino, hay un desfile de personajes reales, Dylan, Trotsky o Kubala, e
imaginarios, así como de espacios geográficos, habitaciones, puertas, pasillos
o ciudades, Barcelona, Madrid, Buenos Aires o París, que embarcan al lector en
una apasionante y estimulante travesía que cuesta, y mucho, finalizar.
La ironía, que tan bien maneja Pilar Fraile,
comienza con el título de su novela: Las ventajas de la vida en el campo,
publicada por Caballo de Troya, en esta ocasión bajo la dirección de Mercedes
Cebrián. Como en esas paredes blancas, perfectas en su ejecución, que se
desmoronan al primer impacto, dejando a la vista tierra, ladrillos mellados e
inconsistentes trozos de madera podrida, sucede en esta novela que cuesta no
leer de una sola tacada. Y es que la historia que plantea Pilar Fraile,
aparentemente inofensiva, o neutra, en un primer instante, no tarda en
convertirse en una disección de sus personajes, de un estilo de vida y hasta de
una nueva tendencia, que bien podríamos definir como una ‘nueva ruralidad’.
Espléndida novela si apuesta por unas vacaciones en el pueblo o en la montaña,
aunque en la playa también se lee con semejante facilidad. Joaquín Dholdan
escribe como habla, que en su caso, para quien nunca haya escuchado su voz,
supone escribir muy bien. En Genios del fútbol, publicada por la
sorprendente e imaginativa El Paseo, este escritor uruguayo afincado en Sevilla
funde en su narrativa, repleta de texturas y tersura, las que se pueden
considerar sus dos grandes pasiones, el fútbol y la Literatura. Y lo hace
rescatando las reflexiones de consagrados creadores, de todas las disciplinas,
que disfrutaron de este deporte, tanto de una manera pública como privada. A
pesar de su título y temática, no es Genios del fútbol una obra dirigida
exclusivamente a los forofos, la disfrutarán por igual todo tipo de lectores,
aunque aquellos que amamos el fútbol sentiremos ese pellizco tan familiar.
Y para finalizar, un libro sobre música, sobre aquel
estilo, tan genuinamente nuestro que denominaron rock andaluz. Todavía
me cuesta dilucidar si duró mucho o poco, si permanece aún vivo, o si apenas
existió, en cualquier caso su germen y trayectoria, su evolución y hasta
involución, así como sus principales protagonistas los recupera, enumera y
narra de manera primorosa Ignacio Díaz Pérez en su Historia del Rock Andaluz,
que ha publicado Almuzara. Y para ello, este periodista y escritor se cuela
tras la barra del mítico Don Gonzalo y nos recupera a los grandes
protagonistas de este estilo musical que sigo sin tener claro si fue solamente
un elemento transitorio, dentro de un proceso evolutivo más amplio, o una fugaz
pero intensa llamarada que duró demasiado poco. Saque sus propias conclusiones,
tras la lectura de este libro. Leía la pasada semana, que olvidamos los libros
que leemos y que nos acordamos más del contexto que del contenido. Con estos
cuatros libros que le he recomendado no le sucederá. Los recordará y recordará
a sus autores en el futuro. Hasta septiembre.
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