Deberíamos leer más a Valle, que sigue siendo vigente y
actual, y hasta moderno, y no dedicarle ni un solo segundo al Valle, más
conocido como el de los Caídos, monumento al dolor y al terror más grotesco que
uno pudiera imaginar. Pero volvemos a hacerlo, cuando se acerca la gran
fecha/facha del fascismo patrio y de la infamia mayor que este país haya
conocido, y eso que coleccionamos este tipo de fechas –fachas-, a lo largo de
nuestra historia. Regresa el legado de Lorca a su tierra, a su Granada, a
Andalucía, a las que tanto amó, pero siguen sin aparecer sus restos, perdidos
en el olvido de los tiempos. Franco sí sabemos donde está, en su cateta
pirámide de faraón sin rimel, que no es donde nos gustaría que estuviera, a una
gran mayoría. Carmen ya es Duquesa de Franco, ese título del que cualquier
persona con la menor humanidad y dignidad renegaría, despreciaría, pero que
ella luce orgullosa. Se celebrará con su correspondiente misa en el pazo, no me
cabe duda. El asesinato de Víctor Jara por fin es juzgado y sentenciado, 18
años de cárcel para los policías que torturaron y asesinaron al creador de la
inolvidable Te recuerdo Amanda. Aquí, en nuestro país, contagiados de
ceguera y olvido, Billy el Niño cobra un suplemento en su pensión porque
sigue poseyendo la medalla al mérito –con minúscula-, cuando todo lo que hizo
fue un demérito y un delito. Un insulto. La Memoria Histórica, esa asignatura
pendiente. Deberíamos leer más a Valle, hiperbólico y sublime, adelantado y
gaseoso, esperpento y clarividencia, para impregnarnos o curarnos de ese
españolismo de barraca y feria que uno puede encontrar en Luces de Bohemia
o en Tirano Banderas, que es un adelanto de lo que vino después, y que
concluyó en ese Valle de los Caídos, pero qué nombre más mal escogido, porque
no representa a nadie, o porque ninguno de los caídos fueron allí a parar. La
paradoja también adopta forma terroríficas.
Medina Azahara representa justamente lo contrario que el
Valle de los Caídos. Y si tenemos en cuenta la leyenda, si nos la creemos, que
yo me la creo, llámeme utópico, que no me molesta, mucho más. Porque según esa
leyenda que nos han contado mil veces, la ciudad, su construcción, su
definición, es como consecuencia de un acto de amor. También fue para muchos, otras
teorías, símbolo de libertad, de independencia frente a un Califato opresor, un
lugar diferente por muchos motivos. Refugio de artistas, de intelectuales, de
científicos, que encontraron en Medina un espacio para desarrollarse. Eso es lo
que nos han contado, y yo quiero creer que es así. En cualquier caso, no
existen leyendas negras de esta ciudad palatina, no es célebre por su
represión, por el terror o por el sufrimiento que padecieron sus habitantes, y
eso que Abderramán fue un gobernante de armas tomar, nunca mejor dicho. Aún
así, no hizo de Medina Azahara su Valle de los Caídos, aunque sí se trató de la
representación de su poder, de su autoridad, de su dominio, una exhibición, una
bella exhibición, según cuentan. Lo de Franco también es una exhibición, pero
me temo que ninguna de sus posibles definiciones tengan algo que ver, ni
remotamente, con la belleza. Escoja, pero yo creo que “horror” es la palabra
más certera. Horror, que por cierto es prima hermana de error y de hedor.
Se merece Medina Azahara una película, extraño que todavía nadie se haya
atrevido, y del Valle se pasaron de metraje en el NODO, ese instrumento
fascista de la España franquista que todos debían digerir, afines o no a la
costra. Las teorías del pasado desembocan en la realidad actual, esa que nos
muestra a Medina Azahara como un lugar de sabiduría, belleza y concordia, y que
merece la pena reinterpretar, rescatar de los siglos de olvido, mientras que el
Valle pasará a la historia como un lugar que habría merecido no existir nunca,
feo, aberrante y terrible. De competir por algo, lo haría con Auschwitz,
Mauthausen o Guantánamo, como
Patrimonio Mundial del Horror, no tiene más aspiraciones, me temo, esa es su
Liga. Me resulta del todo incomprensible, por no rebuscar más en el diccionario,
que haya quien defienda o venere este lugar, que habla de un pasado que jamás
debería haberse escrito y mucho menos padecido. Todo lo contrario que Medina
Azahara, que más de mil años después vuelve a vivir una época gloriosa, que
esperamos y deseamos que sea muy, muy, extensa. Buenos mimbres están encajando.
Y sigamos leyendo a Valle, que nunca pesa, que nunca pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario