La verdad es que no ganamos para sustos, que vaya
época chunga que nos está tocando vivir. Que cuando no es uno, es otro, u otro
más allá, o aquel de enfrente, que siempre hay uno predispuesto y bien
dispuesto a salir en los papeles, para mostrarnos sus miserias o sus avaricias,
ya que solo se tratan de miserias para nosotros, los tontos de siempre que
acabamos pagando el festín, a tutiplén, que se han pegado esos pocos que
ya no son tan pocos, que la lista se va ampliando y ampliando, que yo no sabía
que la codicia fuera de la familia de los champiñones. Hubo fiesta, claro que
la hubo, y la sigue habiendo, tal cual, pero ni usted ni yo estamos invitados,
o sí, para recoger los platos rotos, limpiar las manchas del suelo y pagar lo que
se deba, porque todos esos robos, llamemos a las cosas por su nombre, los
pagamos entre todos, y a toca teja. En metálico y con nuestra Sanidad o con la
Educación de nuestros hijos. Rara es la semana que no nos enteramos de un nuevo
desaguisado, de una nueva desvergüenza, la Gürtel, los Pujol, Bárcenas y sus
colegas, Punica y que sé yo más. O nos enteramos, que viene a ser lo mismo, de
un nuevo destino truculento financiero, en esa geografía amoral y canalla que
traza el dinero, o ese dinero que se esconde porque se ha ganado a costa de
mucho robar y mucho choricear. A Suiza, Gibraltar, Andorra o Las Caimán
ahora se ha unido Panamá. Una nueva casilla a marcar en la geografía de los
paraísos fiscales, que vaya expresión más fea, y es que “paraíso” y “fiscal” no
pueden ir en la misma frase y cuando van, cuando logran agruparse, es porque no
significa nada bueno y se ha pervertido la definición original, o esa que
nosotros tenemos instalada en nuestras cabezas. Su paraíso no es nuestro
paraíso, definitivamente, aunque lo paguemos a medias, con propina me temo.
Panamá, célebre por su canal, el atajo entre los
océanos, y por Rubén Blades, ese cantor universal que se inventó Pedro Navaja,
manifestación más evidente de la latinidad por la séptima avenida, ahora está
en boca de todos por esos papeles que nos cuentan en las páginas de los
periódicos. Papeles que nos han mostrado los supuestos desmanes contables de
algunos acaudalados y célebres personajes, de Almodóvar a Vargas Llosa, pasando
por el ministro Soria y la hermana del Rey, el Rey de antes, quiero decir, que
el Rey actual ya tiene bastante con su hermana, con la única intención de pagar
los menos impuestos posibles, y si es cero mejor, en sus países de origen. Y
Bertín Osborne, que se me olvidaba, ese visionario, ese revolucionario, que ya
no sabemos dónde está su casa, si en la televisión o en Panamá. Sí, todo así
como muy patriota, de muy comprometidos con los suyos, o todo lo contrario, muy
comprometidos con lo suyo. Panamá... sigue leyendo en El Día de Córdoba
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