Sangre
como alimento de vida, la noche como aliada, poderes excepcionales, capas y
colmillos, estacas y crucifijos, ajos y cuellos seductores, la inmortalidad. Se
han rodado miles de películas protagonizadas por vampiros a lo largo de los
años, desde el presunto historicismo o respeto por la obra original o desde la
comedia, el romanticismo o desde la pornografía. He visto cientos de películas
y series de vampiros, terroríficamente malas en un porcentaje muy alto,
gloriosas algunas de ellas, deliciosas unas cuantas. La mayoría de nosotros
tenemos nuestra propia selección de pelis
favoritas de vampiros, y raramente coincidimos en los primeros puestos
cuando nos encontramos con otros forofos. Es difícil escoger y seleccionar, que
se lo pregunten a Del Bosque, ante semejante avalancha. Todas ellas, de un modo
u otro, e incluyo las producciones más espantosas, esas que ni la Serie B o la Z son capaces de englobar, me han interesado. Porque todas ellas,
desde el esperpento, desde la innovación, desde el atrevimiento o desde el
respeto por las más tradicionales reglas, me han aportado una nueva clave, un
nuevo ángulo del mundo vampírico. Les debo una novela, una colección de
relatos, un ensayo, estudio o lo que sea, un artículo me sabe a poco. Es un
mandato que me autoimpongo y que espero sea realidad un día de estos. No soy el
primero, tampoco seré el último. En realidad, en multitud de ocasiones, el
vampirismo es la excusa para abordar otras cuestiones, o para profundizar en la
esencia de este género: la trascendencia. La permanencia, el horror a la
muerte, al silencio, a la soledad, al vacío.
El Drácula de Coppola, Entrevista con el vampiro, de Neil
Jordan y la saga de Blade, sin
olvidarnos de la fulgurante Cronos de
Guillermo del Toro o de Los viajeros de
la noche de Kathryn Bigelow remozaron/actualizaron un género que muchos intuyeron
como agotado tras el maratoniano ejercicio de las décadas anteriores. Años más
tarde, la saga Crepúsculo convirtió a
los vampiros en un fenómeno adolescente planetario, consiguiendo que decoraran con
sus colmillos y su palidez las carpetas de millones de jovencitos. Plenamente
establecidos, actualizados, cada poco estrenan una nueva serie o película, como
la que ha llegado a los cines en los últimos días: Solo los amantes sobreviven ... sigue leyendo en El Día de Córdoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario