2012 fue un buen año cinematográficamente hablando, producto nacional e internacional. Varias películas podrían haber sido reconocidas con los premios más prestigiosos.
Me
temo que como pronosticador no tengo ningún futuro, y que podría acabar en el
grupo de “hombres del tiempo” y/o en el de “vaticinadores electorales”, esos
grupos donde se admiten la desviación del resultado y hasta el error más
evidente. Mis pronósticos cinematográficos no se han cumplido –o se han
cumplido muy poco-, ni aquí, ni en los alopécicos Oscar. Evidentemente, mis
pronósticos se argumentaban en mis gustos personales, la objetividad la dejo
para los profesionales del sector. Reconozco que en los Goya tenía el corazón
dividido, que la cosecha cinematográfica del pasado año ha sido sencillamente
excepcional. Cuando el ministro Wert nos hace sus cuentas sobre el cine español
nos dice una verdad a medias, sobre todo en lo relativo a los resultados económicos.
Pretende reducir el daño que está causando la subida del IVA en la Cultura, que
es terrible e inconcebible, ofreciéndonos datos obtenidos por producciones
realizadas con anterioridad a la subida y, en segundo lugar, apoyándose en
fenómenos cinematográficos que escapan de la media, y que no suelen ser
habituales en España. Desgraciadamente, los devastadores efectos de la medida
los comprobaremos en el medio plazo. El cine español, poco a poco, está
consiguiendo desprenderse de ciertos estereotipos que lo han encorsetado
durante demasiado tiempo. Hablemos de la gran ganadora en la última edición de
los Goya, la Blancanieves de Pablo
Berger, poética interpretación del clásico infantil a través de multitud de
tópicos y señas de identidad, andaluzas especialmente. Es una hermosa historia
la que nos ofrece Pablo, una de esas cintas en la que te reconcilias con el
cine como una verdadera disciplina artística.
Muy pocos se habrían sorprendido si los galardones hubieran ido a parar
al zurrón de Grupo 7. Es una pena que
los premios no se puedan compartir, ya que la película de Alberto Rodríguez... sigue leyendo en El Día de Córdoba
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