Como Pessoa, ando sumido en el desasosiego desde que
leí, en este mismo periódico, que Rafael ya no es el nombre favorito de los
cordobeses para sus nuevos retoños. ¿La Maldición de los Maya era esto?
¿Una irracional consecuencia del agujero en la capa de Ozono? ¿La venganza de
Jordi Hurtado por burlarnos de su televisiva longevidad? Alguien me tiene que
explicar esto, que no podría haber imaginado ni en la peor de las pesadillas.
Que alguien me lo explique, por favor, que alguien pare esto, que el mundo se
desmorona a mi alrededor, como en una canción mala. Y que conste, y hago
constar, no eximo mi culpa, que yo no cumplí con esta tradición a la hora de
escoger nombre para mi hijo, espero que el cordobesismo más esencial y
tradicional no me lo tenga en cuenta y perdone esta afrenta. Es un tema
profundo, de calado, no lo dude. Y en esta semana que Córdoba ha sido capital
del mundo mundial del debate, por el evento universitario que hemos acogido,
debería haber utilizado como gran tema de discusión esto mismo, que Rafael ya
no es el nombre favorito de los cordobeses. Mucho más importante que Pokemon,
faltaría más. Y lo que me parece más alucinante, teniendo en cuenta que la
noticia se encuentra en la cúspide de lo absolutamente alucinante, es que
Rafael haya sido desbancado por Manuel, que si bien es un nombre de los “de
toda la vida”, bonito, corto, concreto, pero al que no le hallo la relación con
Córdoba. ¡No lo hallo, no me hallo! Habrá que investigar, porque lo que tengo
claro es que esto no puede quedar así, necesita de su poquita de reflexión y
pensar y repensar lo sucedido. Porque lo sucedido tiene su miga, sí, téngalo
claro, porque se empieza por esto y se acaban admitiendo los flamenquines de
jamon york, el salmorejo de supermercado (sin huevo duro y su poquito de jamón
picado), los caracoles con salsa barbacoa, el tinto de verano como
bebida cordobesa, las torrijas con miel y los peroles sin magro y sin vino de
Montilla, y el que avisa no es traidor. Que se empieza admitiendo una cosa, y
se acaba celebrando San Fermín como si lo lleváramos haciendo doscientos años.
Debo de reconocer que me encantan estas noticias
que nos lanzan cada año en referencia a los nombres que escogemos para nuestros
hijos y que no hacen más que dejar constancia de la realidad social por la que
atravesamos, nos guste o no. Y así descubrimos que Serrat ha “bautizado” a
miles de niñas en nuestro país, ya que la avalancha de Lucías se la
debemos al genial cantautor. Curiosamente, décadas atrás los Víctor Manuel
y las Anas Belén fueron tendencia, cuando la pareja de cantantes estaban... sigue leyendo en El Día de Córdoba
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