No le voy
a dedicar una sola línea a las elecciones catalanas, vaya tío sosito que soy,
no me apunto a la moda imperante y rampante. Demasiado lo escrito y dicho hasta
el momento, y puede que ahí se encuentre parte del error: en la saturación
verbal. Cuando se habla mucho, las probabilidades de equivocarse aumentan
considerablemente, sobre todo cuando los que hablan no son, precisamente, unos
lumbreras, visto lo visto. Vaya, me he pasado de líneas, soy un tipo actual
atento a la actualidad. Amén. Tampoco voy a hablar de los refugiados, asilados
o como se quieran llamar. Personas desesperadas que son capaces de cualquier
cosa por una vida mejor, digna, a secas, lo que haríamos cualquiera por
nuestros hijos y familias; así los llamo yo, porque así los contemplo. Y
nosotros, insignes europeos, habitantes del vetusto y sabio continente,
contemplamos como nuestros grandes representantes políticos mercadean con las
vidas humanas, a la baja obviamente, como si fueran mercancía. Se nos puede colar
algún yihadista, avisó el ministro, claro, y también se nos puede colar
algún Wert que se cargue la educación y la cultura de este país, que se nos
coló. Y ahí lo tenemos, a tutiplén en París, vaya condena más mala, lo
mal que lo estará pasando el hombre. Tampoco voy a escribir sobre Ylenia, esa
musa platino de los shores, que es esa nueva acepción que nos sirve para
calificar la mínima expresión emocional, cultural o social que puede
desarrollar una persona. Con decenas de problemas, muy sangrantes algunos,
aberrantes, el TT coronaba en lo más alto de Twitter a nuestra querida Ylenia.
Pero no acusemos a Ylenia, ella esa simplemente como es, señalemos con el dedo
a exhibidores y espectadores, que la convierten en esa musa de lo que no
tendría que ser, pero es y está siendo. Menuda siembra, ya recogeremos. Tampoco
voy a hablar de Piqué, en el ojo del huracán, inspiración para los silbadores,
problema universal que condiciona el Ibex y la Prima de Riesgo, así, tal cual.
Relativizar, ese verbo que tan mal conjugamo... sigue leyendo en El Día de Córdoba
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