Me encantaría convertir en novela la última película de Juan José Campanella, pero me temo que llego tarde. Primero, como en tantas ocasiones, fue la novela.
En El secreto de sus ojos Campanella nos vuelve a demostrar que cuenta con una mirada diferente, con una personalidad propia, emocional y sensitiva, que percibimos en cada plano. Hasta los ojos y las arrugas del Doctor House fueron diferentes ante la cámara de Campanella. Un director que combina con maestría y delicadeza la tradición con la vanguardia, consciente de sus inmensas posibilidades.
El secreto de sus ojos nos ofrece secuencias, planos y emociones que creía secuestradas en los desvanes de las filmotecas. Ante una obra de semejante envergadura, sobran las palabras.
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