sábado, 18 de julio de 2009

ENTREVISTA EN ABC


Jueves, 16-07-09
TEXTO: ANA HORCAJADA
FOTO: ARCHIVO
Editada por Destino, «El orden de la memoria» es, según Salvador Gutiérrez Solís, más limpia, precisa y rígida que el resto de sus obras.
- Ha dicho en alguna ocasión que sus anteriores novelas fueron un «entrenamiento». ¿Significa que El orden de la memoria es su mejor obra?
- Yo tengo siempre la predisposición de que cada obra sea un escalón ascendente. Entonces, cuando digo que mis anteriores obras eran un entrenamiento para escribir esta novela, lo que quiero decir es que todas las intrusiones narrativas que he hecho anteriormente las he tratado de sintetizar aquí.
- Tengo entendido que con esta novela ha cumplido uno de sus sueños. ¿Por qué?
- Es muy fácil decirlo. Yo crecí literariamente con novelas de Ediciones Destino. Soy un gran apasionado de la tradición narrativa española, sobre todo desde la posguerra hasta nuestros días. Encontrarme en el mismo sello que Carmen Laforet, Rafael Sánchez Ferlosio o Camilo José Cela es un sueño cumplido y mucho más que un premio.
- El protagonista de El orden de la memoria, Eloy Granero, es un hombre oscuro. ¿Qué le ha llevado a construir un personaje de esas características?
- Yo quería acercarme al fenómeno del mal, a esos malos momentos que se pueden tener, pero desde la perspectiva de alguien que lo tiene todo en la vida. Estoy un poco aburrido de encontrar personajes que parecen estar encaminados a tener un comportamiento violento. Quería indagar en la casuística íntima que todos llevamos dentro y que podemos situar en llevar la vida que no queremos, en tener unas aspiraciones que no coinciden con las que los demás nos plantean o en intentar seguir un modelo que no podemos alcanzar. Por eso quería plantear un hombre que lo tuviera todo en términos materiales, pero que interiormente no tuviera nada.
- Uno de los aspectos que más ha sorprendido de última obra es la forma tan impecable que ha tenido de distanciarse de su personaje.
- Eso es lo que más me ha costado de la novela. Hay lectores que me preguntan por qué no hay ningún juicio tácito o moral sobre el protagonista. Yo necesitaba que no lo hubiera porque me he basado mucho en herramientas cinematográficas para elaborar la novela y quería ser un simple cámara que registrara mediante palabras las secuencias de la historia de Eloy.
- Además del cine, ¿qué otras referencias estéticas y culturales han influido en El orden de la memoria?
- Muchas. Yo mantengo la teoría de que el autor puro no existe y, por eso, intento zambullirme o polucionarme de una forma adecuada. Así, en cualquiera de mis obras están presentes las exposiciones que visito, la música que escucho, las películas que veo y los libros que leo. No es bueno diferenciar entre persona y autor. Éste debe ser compañero de la persona en la que habita.
- La novela podría definirse como un auténtico puzzle.
- El puzzle de El orden de la memoria es una de sus claves. La novela contada de una manera muy clásica perdería ese efecto de secuencias que se van moviendo a lo largo del tiempo. Yo quería construir algo más que una novela negra al uso; valerme de sus artimañas para recorrer un camino personal sin seguir un patrón establecido.
- ¿A veces es necesario poner un poquito de orden en la memoria?
- Ojalá pudiéramos. Creo que uno de nuestros sueños sería ordenar y clasificar nuestra memoria. Recordar sólo los momentos felices, pero desgraciadamente no podemos hacerlo y es solamente el tiempo el que el que decide qué se va y qué permanece.
- Y el tiempo, ¿pone a cada uno en su sitio?
- Indiscutiblemente. Y las obras que uno hace también.

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