lunes, 30 de septiembre de 2013

UNA EUROPA SIN SUEÑOS

No dicen todos los días que nada volverá a ser igual... ¿Qué quiere decir eso? ¿No vamos a recuperar nada de lo mucho que hemos perdido?
Esta crisis interminable ha borrado de la faz de la tierra a un sinfín de gobiernos y de líderes políticos, de uno y otro signo. Los ciudadanos han culpabilizado a sus mandatarios de los estragos causados por la situación económica y por las medidas que han llevado a cabo para combatirla. Una crisis que ya dura demasiado, ya no es esa brecha inesperada en la estadística, es una tendencia, claramente marcada. Una tendencia que están aprovechando para construir una nueva realidad, básicamente europea, más preocupada por recuperar el pulso de las cifras que por la calidad de vida de los ciudadanos. La fiesta se acabó, nos repiten, una fiesta que eran nuestros derechos más esenciales, nuestra educación, nuestra sanidad, las políticas sociales en su conjunto. Conquistas que costaron años de lucha y de consenso y que ahora son el estorbo, el lastre de esa supuesta obesidad que nos ha asfixiado. Tiempo de liposucción, el que más se esmera con el bisturí, el que más frialdad exhibe, el que recorta y recorta, tiene su premio garantizado en la tómbola de los mercados. En este contexto, lo que parecía un dominó en caída libre, como ese que nos muestran los informativos cada poco, ese nuevo récord mundial, ha encontrado su primera gran excepción. Le ha ido muy bien a Angela Merkel en las últimas elecciones alemanas, muy bien, mejor incluso de lo que ella misma esperaba. Ha rozado la mayoría absoluta, enviando a los liberales al limbo, cuando no al infierno, de la representación parlamentaria. Puede que se hayan quedado sin espacio ideológico, ya que no me cabe en la cabeza una derecha más derecha que la proclamada por Merkel, ¿queda derecha tras ella? Los resultados parecen indicar que no. Una idea, un titular, se ha repetido con insistencia tras la victoria de la política alemana: El triunfo del pragmatismo.
Un titular que esconde una realidad cruel en la situación actual y de la que no escapamos ninguno de nosotros, y que nos traslada a una evidencia tan y fría como orquestada: las personas ya no somos el epicentro de la política. Antes que nosotros están el equilibrio de las cuentas, a costa de lo que sea, la protección de la deuda, caiga quien caiga, la ejecución exacta del presupuesto, y si viene un imprevisto ya veremos de donde recortamos, porque siempre se puede seguir recortando. Indiscutiblemente, los alemanes sienten que les va bien con Angela Merkel... seguir leyendo en El Día de Córdoba

jueves, 26 de septiembre de 2013

TAPA

Es emocionante que le pongan tu nombre a una calle o plaza, que te nombren hijo adoptivo o predilecto, que te escojan como pregonero, conferenciante o lo que sea, pero que a una tapa le pongan tu nombre es lo más!

lunes, 23 de septiembre de 2013

PENSIONES


Dijo que no tocaría las pensiones, amén, que los mayores son el sector más vulnerable de la población, que si patatín y patatán, pero es que dijo demasiadas cosas o nos las contó muy mal. Nada de lo que extrañarse, también dijo Rajoy que no subiría el IVA –vea en Youtube la recogida de firmas para evitarlo-, dijo que no nos subiría los impuestos, ay, que la sanidad y la educación son elementos intocables, sagrados, venga. Pues ahora parece que todo es profano y mundano, susceptible de ser cambiado, recortado o, sencillamente, destruido. Una vez pecado, qué más da una mentira más, un nuevo pecado, tampoco le impondrán muchas más avemarías, que las reza por encargo el muchacho ese que se tropieza con Obama en los pasillos. Anuncia el Gobierno, a bombo y platillo, el ahorro en las pensiones. 33 mil millones de euros, calderilla, qué curioso que la cantidad coincida, casi exactamente, con lo que nos va a costar el negocio de los bancos. Sí, el negocio de los bancos, que no es su negocio ni el mío, pero que entre todos lo pagamos, y eso que ya le pagamos a los bancos, el presente y el futuro, esas hipotecas que nos condenan a la relación más estable de cuantas disfrutaremos a lo largo de nuestra vida. Pero nuestra relación con los bancos no se disfruta, se padece y, sobre todo, se paga. En metálico, en blanco, dinero declarado, que en B no admiten nada. Sí, estoy muy enfadado, ¿de dónde salen esos 33 mil millones, de dónde?  ¿Es el ahorro por no gastar en sellos, en cajas de cartón, en cartuchos para las impresoras? Son muchos millones y supongo que, seguro que no me equivoco, saldrán de su pensión y de la mía, de las de todos nosotros.
Ana Mato y Leo di Caprio, ya le dice Leo, a secas, con familiaridad, que los canapés unen mucho, testigos directos de una nueva hazaña de Nadal. Esta vez tocó Nueva York, que todavía nos sigue siendo asequible, que las marcas buenas, esas que tanto les gustan, son más baratas que las que exportamos. No sé si hubo lluvia de confeti o si le permitieron aparcar el Jaguar en la puerta. Hablaban de esto en la panadería, seguro que le pitaban los oídos a la ministra. Una señora mayor, pensionista, relataba la cuenta de lo que le entraba al mes, “con lo que ésa se gasta en dos horas por ahí tengo yo para tres meses”, concluyó. Otra mujer, siguen siendo las mujeres las que van a comprar el pan, como tantas y tantas otras cosas, en determinados aspectos no hemos cambiado apenas, también mayor, explicaba que si le bajaban la pensión no sabía cómo iban a comer sus hijos y sus nietos, “nueve se me juntan todos los días a la hora de comer, que yo no sé cómo me las ingenio para ponerles un plato a cada uno"... sigue leyendo en El Día de Córdoba 

martes, 17 de septiembre de 2013

OLIMPIADAS

¿Eran los Juegos Olímpicos una prioridad? ?Estábamos preparados? ¿Te has tomado alguna vez un relaxing cup of café con leche in the Plaza Mayor?

Se ha hablado y se sigue hablando, mucho, de las Olimpiadas que no se celebrarán en Madrid, en el año 2020. Se ha hablado tanto que, lo reconozco, ya me aburre el tema. Menos mal que no llegaron a diseñar una mascota, que sería la reina del photoshop en miles de versiones y gracietas diferentes. El famoso “relaxing cup café con leche en la Plaza Mayor” me pareció divertido, por todo, en los primeros momentos, pero ya me cansa tanta punta que se le ha sacado. Se le ha sacado tanta que ya no queda ni mina ni madera, el lápiz es serrín que vuela por las redes sociales. Siempre he tenido un sentimiento encontrado hacia estas Olimpiadas –que de momento no serán-, por muy diferentes motivos. Son innegables y evidentes los beneficios que un gran evento de estas características ofrece a la ciudad, comunidad y país que lo acoge. Es de una miopía cercana a la ceguera no querer ver eso. Y no pensemos sólo, que sería una reflexión muy simplista y falsa, en esos beneficios directos que son tan fáciles de contabilizar: trabajadores empleados en la construcción, coordinación, transformación de la zona escogida, incremento de las plazas hoteleras, venta de restaurantes, bares y demás establecimientos similares. Es mucho más que sólo el beneficio del instante, y los casos de Barcelona y Sevilla son dos magníficos ejemplos. Barcelona creció como ciudad, añadió a su fisonomía urbanística lo que desde entonces conocemos como la Villa Olímpica, y que no dejaba de ser una zona degradada del extrarradio. Las dos exposiciones universales, la del 29 y 92, convirtieron a Sevilla en una ciudad completamente diferente. Desde un punto de vista meramente dimensional, también en cuanto a las infraestructuras y comunicaciones –es inevitable citar la apuesta por la Alta Velocidad, y esa ya mítica primera línea que unía la ciudad hispalense con Madrid-, el intento por establecer una concepción contemporánea de la habitabilidad, etc. Es decir, no son sólo los beneficios de los previos y del momento, hablamos de esos otros beneficios que son imposibles de cuantificar, económicamente, pero que son tan perceptibles, tan tangibles, por la ciudadanía desde el primer instante. Y son, además, beneficios que permanecen en el tiempo.
Por otro lado, pensaba y sigo pensando que demasiados líos tenemos como para meternos en otro y, sobre todo, de tan considerable inversión. Empleo una metáfora muy sencilla para explicarlo. En tu propia casa no te enfrentas económicamente a decorar la terraza, cambiar los muebles del salón o renovar la televisión por una más amplia y delgada si tienes goteras en el techo o la lavadora o el frigorífico no te funcionan. No. Primero arreglas las goteras, o el frigorífico y/o lavadora y luego ya veremos, según andemos de cuartos por esa época... sigue leyendo en El Día de Córdoba

miércoles, 11 de septiembre de 2013

CLUB DE LIBROS OLVIDADOS

¿Has olvidado un libro en una habitación de hotel, en una sala de espera, sobre la arena de la playa, o en el asiento del tren? ¿Sí? Tal vez ya pertenezca a este club.
Unos días atrás, mientras almorzaba, una noticia del informativo me sorprendió profundamente: son tantos los libros que se olvidan los clientes en su habitación de hotel que hasta se establece un ranking, que este año ha encabezado la celebérrima 50 sombras de Grey. Me sorprendí doblemente, por el posible destino de esos libros olvidados y por el título que ocupaba el primer lugar (tal vez sus dueños o dueñas ya lo habían aprendido todo y no necesitan “repasar” en casa, quién sabe). Instalado en la duda, atónito, puede que algo angustiado por todos esos libros olvidados, pasé buena parte de la horas siguientes tratando de buscar una explicación a estos abandonos. No podía entender que alguien fuera desprendiéndose así de una parte fundamental de su vida. Los libros no son sólo nuestros compañeros, forman parte de nosotros, nos definen, nos retratan. En este sentido, he de reconocer que me puede la curiosidad y que cada vez que visito una casa ajena lo primero que hago es pasear visualmente por la biblioteca que cobija. Y así he podido suponer/imaginar personalidades, inquietudes, preferencias, pasiones, debilidades, con tan sólo leer los lomos de los libros apilados. Es un ejercicio que me apasiona, y que trato de repetir siempre que se me presenta la ocasión, con disimulo y respeto, sin cuestionar, con prudencia. Alguna vez se me ha escapado una sonrisa, claro, pero nunca ha sido maliciosa, una sonrisa cómplice conmigo mismo, un “lo sabía” porque mis sospechas eran fundadas y estaba en lo cierto. También me sorprendo de cuando en cuando, claro, aún recuerdo la biblioteca de aquel amante de los automóviles tuneados, las camisas de dragones y las retransmisiones nocturnas de lucha que exhibía en sus anaqueles Rojo y negro de Stendhal, Ilusiones perdidas de Balzac y La fiesta del chivo de Vargas Llosa. De la misma manera que me sorprendió la biblioteca de aquel poeta de postín que coleccionaba la historia de los Madelman, todos los libros regalados por los suplementos dominicales y que trataba de esconder, en una esquina, buena parte de las obras de Vázquez-Figueroa. Los heredé de mi padre, me dijo.
Esa misma tarde, tras varias horas de búsqueda, de saltar de un enlace a otro, esquivando pornografía, casas de apuestas y aseguradoras varias, por fin descubrí la existencia de El Club de Libros Olvidados. Una web con aspecto añejo, primitiva en su concepción y formato, que parecía ser el registro... seguir leyendo en El Día de Córdoba

miércoles, 4 de septiembre de 2013

ES SEPTIEMBRE


Los anuncios de los primeros coleccionables, no me pregunte de qué, que se puede coleccionar cualquier cosa; esos recuerdos, premeditados o no, que se esconden en nuestras maletas, entre las uñas, en una bolsa que pretendemos salvar del exterminio o en los discos duros de cualquier dispositivo electrónico; plástico para proteger los libros de texto, que la cosa está más que achuchada y cualquier alivio se agradece, uniformes que se quedan cortos colgados en tendedero; esa Liga que nos sorprendió en chanclas y bañador, antes de lo previsto, como si nunca hubiera terminado; nuevos apuntes contables de la contabilidad A, B y Z de Bárcenas, se compró una tele para que le dejaran ver la nueva edición de Masterchef; la oscuridad de las tardes, el sol que se desmaya y otoño que avanza, tenuemente, como la sombra del asesino en una producción barata; los nuevos libros que se apilan en los anaqueles a la caza de un nuevo lector, o del mismo lector, ojalá la causa reclutara más adeptos; la panadería que restablece el horario de tarde, el peluquero que te cuenta los cinco días en un todoincluido de Almería, las andanzas entre las medusas de ese vecino de lengua dislocada, las promesas de renunciar al tabaco y entregarnos al deporte, cualquier deporte, las sardinas carbonizadas que han dejado de carbonizarse en la barbacoa, cines de verano con horario infantil, el sonido recobrado de las calles, botellas de mojito a granel en el contenedor, el bolsillo cerrado y el escote tapado. Sí, ya es septiembre. Pero, desde hace años, septiembre ya no se puede padecer –pública y exteriormente, al menos-, me temo que existe una cláusula en la reforma laboral que facilita y justifica el despido si se descubren los rasgos más evidentes y palpables de la ya no tan cacareada depresión postvacacional. Yo me recuerdo con una depresión postvocacional, que suena parecido, pero no es ni remotamente parecido. No, no abandoné el seminario, no todas las vocaciones conducen a Roma.
Es la primera vez en todos los años que llevo apareciendo en esta columna que me he tomado un descanso tan prolongado, todo un mes, que he sentido breve e interminable, esa extraña combinación que sólo se padece en septiembre. Tiempo que he empleado en seguir inventando historias que espero algún día salgan a la luz, para esos libros que... sigue leyendo en El Día de Córdoba

lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS RESUCITADOS

¿No pudiste leer mi relato titulado Los Resucitados que se publicó, en siete capítulos/días, en todos los periódicos del Grupo Joly (El Día de Córdoba, Diario de Sevilla, Málaga Hoy, etc.), el pasado mes de agosto? ¿No? Aquí te dejo los enlaces. Catalepsia en la España negra