lunes, 30 de julio de 2012

ESPAÑA, AHORA


Se conecta a Internet. Mira los movimientos de su cuenta corriente, los mira aunque no haya movimientos. Rojo sobre negro. Vuelve a comprobar que su hipoteca concluye en 2037, parece el título de una película de Stanley Kubrick. 540 euros mensuales, más 21 de seguro. Menos mal que el Euríbor nos está dando un respiro, se dice. Repasa los últimos ingresos de nóminas, vuelve a comprobar que gana menos que hace catorce años, que le han bajado el sueldo tres veces en los últimos dos años. Y a darse con un canto en los dientes, con la que está cayendo. Eso lo escucha cada día, varias veces, muchas veces. Son conversaciones frecuentes, o como está: y nosotros nos quejamos, cuando ves la que está pasando mucha gente te das cuenta que deberíamos sentirnos unos privilegiados –le dice su esposa mientras ve los informativos o tras leer una noticia en un periódico-. No cesan de repetirle que la fiesta terminó y que ha llegado el momento de pagar el atracón, la resaca, los platos rotos, esas cosas. Él piensa en cuando se fugaron un fin de semana a Cáceres y pagaron 150 euros en ese menú degustación en ese restaurante de postín que aparece en todas las guías gastronómicas, también se le viene a la cabeza esa chaqueta que le regaló a su esposa hace ya cinco navidades, o tal vez ya hayan pasado seis. 400 euros en una chaqueta es mucho dinero, se dice, y sigue buscando en su memoria todos esos “dispendios” de los últimos años, cuando la fiesta estaba en pleno apogeo. En su enésima visita a sus datos bancarios –online- descubre que el próximo mes de enero dejará de pagar las letras del coche. Con un rápido ejercicio mental calcula que de esta manera compensa la última rebaja salarial, una flor en el estercolero. Prefiere no pensar que tardará muchos años en comprarse un coche nuevo, muchos, quién se mete en uno nuevo con la cosa como está.
Recuerda otros veranos, por esta fecha ya había reservado un apartamento en la playa. Casi siempre el mismo apartamento, quince días, que Joaquín, el jardinero de la urbanización se encargaba un poco de todo y le buscaba siempre uno con vistas al mar. Este año espera una ganga, una ocasión final, un huequito en la casa de sus suegros. Ha disfrutado muchos agostos sin pensar en septiembre, pero este año septiembre es más septiembre, con ese IVA que nos va a desmoronar un poco más. Lo notará especialmente en los materiales escolares, calcula la diferencia con otros años y piensa de donde puede arrancar este nuevo pellizco, pero la superficie comienza a quedarse plana, muy plana y resbaladiza. La realidad es que su superficie nunca ha tenido grandes “picos” a los que agarrarse, incluso cuando la fiesta estaba en su pleno apogeo. Nunca se compró ese pisito en la playa, y eso que miró unos cuantos, tampoco posee un vehículo de gama alta, no tiene dinero bajo el colchón. Solamente, que no es poco, un plazo fijo que apenas le reporta 200 euros al año. A veces se arrepiente de no haber seguido los consejos de su amigo Manolo. Manolo dice que la cosa está muy apurada, pero todavía paga en el supermercado del centro comercial con billetes de 500 euros. Cada mes cambia dos o tres billetes, y hasta pudo cambiar de coche el pasado año. Cualquier día te vas a dar con la cabeza en el techo, que ya no te queda colchón, bromeaban hace años, cuando se veían con más frecuencia. 
 
Se sorprende al leer el vertiginoso ascenso de la Prima de Riesgo, así como la evolución del Diferencial. Hasta hace muy poco no sabía lo que eran la Prima de Riesgo ni el Diferencial –y sigue sin saberlo aunque hable de ello con frecuencia-. Temas habituales en el desayuno. Intuye que todo irá a peor, y cada mañana se despierta con la sensación de que hoy será el día en que todo vaya a peor, está predispuesto a vivir ese momento que en cierto modo ya ha vivido. Se alegra de no haberse metido en ese apartamento en la playa, ya que cuando todo vaya a peor es mejor estar ligero de equipaje, razona y vuelve a calcular lo que le resta por pagar de hipoteca. De todo lo anterior puede hablar con más o menos prestancia, a veces sin dolor, siempre con inquietud. Sin embargo, de su gran temor, sus hijos, aún no ha podido hablar con su esposa, tampoco con sus mejores amigos. Teme que no puede ofrecerles un futuro, teme que no tengan futuro, teme que puedan llegar a tener una vida peor que la suya. Teme que convivan con sus mismos temores. Amanece tras otra noche eterna, en el ambiente permanecen el olor y la humedad de la inesperada lluvia de la pasada tarde. Cuando la cafetera expulsa su vapor negro, el Sol se apodera de toda la terraza. Es el mismo Sol de ayer, de hace un año. Y seguramente mañana será el mismo Sol. 

El Día de Córdoba

lunes, 23 de julio de 2012

SCARPIA 14620

No todo es calor, cines de verano, calles desiertas, ventiladores recalentados y piscinas bulliciosas. Hay más, afortunadamente. Acaba de concluir Scarpia, en El Carpio, uno de los eventos culturales más atractivos, singulares y sugerentes de cuantos podemos encontrar en la provincia de Córdoba. Un oasis de cordura en este desierto de locura. Una gran noticia en estos tiempos recortados y amputados, donde la cultura parece ser siempre el primer miembro a mutilar, el inservible, qué cosas. El día que la Cultura pase de prescindible a esencial habremos avanzado mucho, muchísimo, como sociedad. Aunque me temo que aún nos queda, un larguísimo, empinado y duro camino. Pero regresemos a Scarpia, que si no le suena acuérdese de ese bonito burro que contempla desde la autovía, poco antes de llegar a El Carpio, dirección a Madrid. Son ya XI ediciones, quién lo diría, lo que confirma que los sueños, cuando se proyectan con los pies en el suelo, pueden llegar a convertirse en realidad. Scarpia, en concreto, es el sueño de Miguel Ángel Moreno Carretero, un creador que ha sabido derribar las fronteras de lo local, gracias al Arte, a la Cultura, que siempre navega por las aguas de lo Universal. Es un hermoso regalo el que Miguel Ángel le ofrece cada verano a su pueblo, situándolo en el epicentro de las vanguardias estéticas y creativas, convirtiendo El Carpio, y me apropio de sus palabras en la entrevista que pudimos leer en este mismo periódico, en una Venecia de la campiña. Porque Scarpia es la demostración de que si bien los proyectos, cuando se consolidan en el tiempo y cuentan con un público fiel, trascienden a las personas, siempre son personas comprometidas, imaginativas e ilusionadas las que están detrás de los proyectos, formando parte de sus cimientos, a modo de raíces humanas.
Scarpia siempre me ha llamado la atención, y ha despertado mi admiración, más allá de por mi vinculación emocional y genética con El Carpio, por su afán de conectividad. Porque este festival emana naturalidad, en el sentido de acercar la cultura y la creación artística como elementos ordinarios y comunes de nuestras vidas. En todos los sentidos, interpretando lo “urbano”, nuestras calles y casas, como un espacio sobre el que experimentar desde un punto de vista artístico, pero también desde el humano, tratando de lograr lugares más habitables, más cómodos y bellos. Hay un notable esfuerzo por inmiscuir en el proceso creativo a toda la ciudadanía, tanto a los más pequeños como a los mayores, y en este sentido se han impartido talleres específicos. Todo evento cultural que no parta desde la premisa de la siembra está condenado a fracasar, algo que siempre se ha entendido muy bien en Scarpia, y de ahí su afán por instruir y buscar la constante complicidad del espectador, para que abandone su condición y pase a ser sujeto activo del evento. Scarpia convierte a El Carpio en un lugar de encuentro, aprendizaje, disfrute y, sobre todo, conocimiento. Por el Kiosco Scarpia –la de piruletas y paquetes de pipas que he comprado en mi infancia- han pasando diversas y atractivas propuestas creativas dentro del ciclo Convocados, donde los creadores han tenido la oportunidad de exponerse y presentarse en primera persona, a modo de “comerciales” de su propia obra. Y más, conferencias, creaciones in situ, reinterpretaciones, talleres, etc., en un amplísimo programa que ha combatido las penurias presupuestarias con tesón e imaginación.
Scarpia, en su undécima edición, ha dedicado su programación a la Magia. La Magia como fábrica de ilusionismo en este tiempo de realidad fea e incierta. La Magia y su siempre sorprendente capacidad de transformación. Scarpia y Miguel Ángel Moreno conocen muy bien la Magia, la han convocado y ejercitado durante once años, once, hasta llegar a convertirse en una cita ineludible, marcada en rojo, en el calendario cultural cordobés. Magia y trabajo y constancia e imaginación, ilusionismo en resumidas cuentas. En estos tiempos, ya no sé cómo catalogarlos, necesitamos que existan muchos Scarpias, que no nos abandonen, que sigan estando ahí, mostrándonos un rayo de esperanza, que sean una luz entre estas tinieblas que pretenden ocuparlo todo. Si dejamos que desaparezca Scarpia, y sólo es un ejemplo, acabaremos embrutecidos, enredados en esta mezquina orgía de recortes y cifras, de vidas desahuciadas y alarmas a todas horas. Porque la Cultura no es sólo ilusionismo, o magia, es mucho más, es alimento, educación, oxígeno, libertad.  
 
El Día de Córdoba

miércoles, 18 de julio de 2012

CAMINO LEÓN

Paco León acaba de estrenar, comercialmente, ya lo hizo a la crítica y público en el pasado Festival de Málaga –donde cosechó algunos de los galardones de mayor enjundia-, Carmina o revienta. Película en la que valiéndose de la técnica del documental, en muchos momentos, así como del autorretrato más íntimo, nos muestra la existencia -y sus cosas- de una familia, la suya en este caso concreto, ya que están interpretados los papeles protagonistas por sus propias madre y hermana –Carmina y María-. De no haber sido considerado como plagio, no me cabe duda de que el título ideal de esta película habría sido el mismo que el empleado, años atrás, por Pedro Almodóvar: Todo sobre mi madre. Aunque desde diferentes puntos de vista, son muchas las coincidencias con el mítico autor manchego. Desde un plano meramente cinematográfico, de Carmina o revienta me ha gustado la habilidad de Paco León para hilvanar escenas, algunas de ellas absolutamente delirantes, muy divertidas unas y extravagantes otras tantas; para extraer de sus actrices y actores lo máximo, tanto la madre como la hermana están magníficas en sus respectivos papeles, así como el gusto por el detalle, en el sentido de que no existen en la cinta planos huecos o desaprovechados. Paco León es un tipo de gran talento, que a pesar de haber encarnado a personajes que han adquirido una gran dimensión pública y casi social, ha sabido siempre desprenderse de ellos y ofrecer nuevos perfiles, algo que vuelve a conseguir en esta película, desde el otro lado de la cámara. Discursivamente, una opinión más allá de lo cinematográfico, pura subjetividad, he de reconocerlo,  Carmina o revienta me ha interesado bastante menos –incluso me ha escocido-. Porque si lo que se pretendía es ofrecer una imagen de una familia o de la realidad andaluza, no la comparto. No es una imagen que nos represente, ni por asomo, a la media, ni como sociedad ni como familias. Sería, como mucho, una más de las teselas sobre el que se extiende el amplísimo mosaico andaluz. Y es que tengo la sensación de que pecamos en exceso de lo mismo, nos encanta exportar el chiste y sólo compartimos en privado nuestro ingenio. Y aquí hay más ingenio que chiste.
Sin embargo, a pesar de las pegas que le haya podido encontrar a la película, no me cabe duda de que Carmina o revienta pasará a la historia de nuestra cinematografía. Y lo hará porque ha sido la primera propuesta, de un producto destinado al gran público, que trata de adaptarse a los nuevos tiempos, y traza su proceso de comercialización teniendo en cuenta todos los soportes y tendencias. Porque Carmina o revienta la puede ver desde su ordenador, por menos de dos euros, en su televisor, si usted es abonado a alguno de los numerosos canales de pago, por menos de tres euros, puede ser propietario de una copia en formato dvd, si su sentido de la posesión así lo demanda o, en su formato más tradicional, puede acercarse a una sala de cine y comprar su entrada. Lo de las palomitas lo dejo a su elección –también las puede hacer en su casa, que con esas bolsitas de papel es de lo más fácil-. Consciente de la situación actual, Paco León moldea su producto al gusto del consumidor, a un precio más que asequible, y cumpliendo escrupulosamente con la legalidad.
Sin tener cifras de recaudación, ya anticipo que será alta, y que nosotros como espectadores podremos haber visto la película adaptando el visionado a nuestros preferencias o posibilidades. O sea, Paco León no sólo ha reformado/mejorado la penosa Ley Sinde/Wert, es que le ha pegado una patada en sus cimientos y nos ha ofrecido una nueva propuesta para acabar con la piratería. Carmina o revienta abre un nuevo camino en la comercialización y distribución de la cultura, y doy por hecho que nuevas ofertas seguirán los mismos pasos. Si hasta ahora buena parte del sector ha visto en las nuevas tecnologías, en la Red, una vía de escape descontrolada, y cuando no a un enemigo letal, ha llegado el momento de aliarse y asumir/aprovechar el enorme caudal que ofrecen. No me cabe duda de que esta alianza, unas vez pulidas convenientemente todas las aristas, redundará positivamente en todos los actores participantes en el proceso. Los creadores, garantizando la autoría de su obra, la industria, nuevo público potencial, y, sobre todo, en los consumidores, precios asequibles y diversidad de formatos. Querer obviar la realidad es la peor estrategia, cuando el futuro es este presente tan cambiante. 
 
El Día de Córdoba

lunes, 2 de julio de 2012

ACOJONAMIENTO


Dígalo, con fuerza, que ya está permitido, estoy acojonado, que yo no sé por qué me sigue subrayando en rojo el corrector ortográfico del ordenador, que la Real Academia de la Lengua nos ha dicho que se puede utilizar, y ha incluido la palabra en nuestro diccionario, que es el santa santorum, la NBA de las palabras. Y lo estuvimos todos, acojonados, cuando Ramos y Cesc situaron el balón en el punto de penalti. Y ya podemos decir que hemos escrito un argumentario, aunque nos falten los argumentos, y que Salma Hayek, por ejemplo, habla un espanglish chispeante y agudo. Ya lo podemos decir, con todas las de la ley. Hace unos años escribí, en esta misma columna, un artículo titulado “Donde la espalda pierde su nombre” en el que glosaba las virtudes, sí, virtudes, de esos concursos mundiales en los que se escogen los mejores culos, tanto femeninos como masculinos del mundo mundial. Elogiaba la igualdad, hombre y mujer para disfrute de unos y otras, y elogiaba la reivindicación de la palabra culo como una más, con naturalidad, sin un atisbo de morbo, de ironía, nada de nada. Pues la RAE ahora da un paso más, y “legaliza” culamen, que eso ya es un culo mayestático e hiperbólico, y que seguro a muchos, especialmente, nos evoca Jennifer López, que según cuentan lo tiene hasta asegurado, pero un seguro multimillonario. Si uno se detiene un instante a pensarlo tiene su lógica, claro que sí, porque si Cristiano tiene asegurados sus tobillos, es lógico que ella tenga asegurado su culo. En este apartado, llamemos corporal, nos encontramos otra nueva palabra ya vieja en uso que acaba de admitir la Academia: canalillo. Emocionado estoy, mucho. He de reconocer que yo siempre he preferido los canalillos a los escotes, porque son más de andar por casa, más de barrio nuestro de cada día, más cercanos y naturales. Los escotes son más de alfombra roja de los Oscar, que los que se ven por Realejo son canalillos, que prefiero y admiro como mayor profusión, incomparables.

De todas las nuevas incorporaciones de la RAE la que más se ha comentado es la ampliación que se le ha dado al significado de la palabra matrimonio, igualándolo al marco normativo de nuestro país. Y yo me preguntó: ¿si sale adelante el recurso del Partido Popular al Constitucional volverá a su significado tradicional? Prefiero no responder, porque si hemos retrocedido en derechos, 30 años en algunos casos concretos, por qué no lo haría una palabra –pobrecita ella-. Hablando de política, la RAE ha admitido los términos Pepero, Sociata, Ugetista y Cenetista en toda una exhibición de modernidad de tertulia mañanera. Deberían haber avanzado en esta misma dirección, y darle el visto bueno a perroflauta, piesnegros, banderapollo o cani –con la derivación cordobesa de vikingo-, que también son términos que definen asociaciones y hasta identidades singularmente reconocibles. Los okupas sí han tenido más suerte, ya están permitidos, idiomáticamente al menos. Álvarez Cascos se puede casar de nuevo, pero tendrá un berrinche garantizado –y legal-. Han salido mejor parados los frikis, que ya pueden serlo, exhibirse y ejercerlo, con toda la normalidad, sin temor a ser excluidos. Me resulta llamativo, cuando no insultante, en estos tiempos de escasez, que cada día tenemos menos y muchos nada, que se haya incluido el término billonario –“que posee un billón de unidades monetarias”-. Un desafiante, y casi hiriente, anacronismo. En este tiempo que nos ha tocado vivir, tendrían que haber introducido nuevas acepciones a palabras como rescate, intervención, prima, y todas esas que nos recuerdan los medios de comunicación todos los días. Es curioso que a la “prima” no la han tocado, pero que al “riesgo” lo han engordado a definiciones.
Expresiones relacionadas con las nuevas tecnologías, que tenemos ya plenamente asumidas, de andar por casa, han sido ahora admitidas: chat, SMS, USB o tableta –la táctil, no la de chocolate-. Más vale tarde que nunca. La redes sociales tendrán que seguir esperando, aunque no me cabe duda de que en la próxima entrega de la RAE se recogerá tuit, sin necesidad de alcanzar los 140 caracteres. El ocio y el entretenimiento no se han quedado atrás, sudoku y sushi con licencia para convivir con nuestro cinquillo, nuestro mus, nuestro salmorejo y con nuestra siempre admirada y bendecida tortilla de patatas, quién lo diría. Me encantaría que la RAE tuviera esta misma amplitud de miras con, por ejemplo, el género, y dejara atrás ese añejo empeño por ocultar a las mujeres en el idioma, que es una realidad que sigue sucediendo. Y regresemos en la despedida al acojonamiento, palabra de gran actualidad, por las feas circunstancias, espero que sólo provisionalmente. Me parece que la mayoría, tiraríamos de palabras más tradicionales para adjetivar el más inmediato futuro: trabajar, estabilidad, tranquilidad, crecer...
 
El Día de Córdoba